con bocas de tormenta tapadas,
el oído percibe
el olor del chiflido sordo,
la canilla de cálidos veranos aún está goteando,
me empecino en entrar.
A metros de la puerta de mi casa,
pequeñas criaturas beben la leche cuarteada de sus madres.
A la madrugada cruzamos
al Gran Buenos Aires,
los pastos de los terrenos baldíos están crecidos
y los perros flacos,
una vaca se inclina a beber el moho
y una mujer panzona con sus siete niños a un costado.
El chasquido del látigo golpeando
sobre el lomo del caballo.
Expulsada criatura
juega en los canales de desagüe.
En el portón de la exfábrica la exalgodonera
se amanece golpeado y meado.
Aquí se calló la voz
y calló sin convicción,
aquí se orina sin resurrección.
Pábilo aliento se desase en el puño del deseo,
en el intento de ser un barrio.
En la casilla de madera del guardabarrera se apagó la luz.
Los pastizales bordean las vías.
Tres vagabundos sentados se pasan la ginebra, también el cigarrillo,
lentamente se duermen en un entramado de pobreza.
Sobre la loza, la única loza negra de la cuadra,
tres pibes juegan, remontan ilusiones.
Un hombre corre por el puente que cruza el arroyo,
intenta alcanzar el tren que llega a la estación.
5 comentarios:
El suburbio crea subgentes y subvidas.
Escribo porque con las palabras alucino, porque así atravieso otros umbrales, porque es un oficio quieto, porque es un oficio minucioso, porque disfruto corrigiendo, buscando palabras, efectos entre palabras, resultados rítmicos, escribo porque adoro el silencio, porque me gusta estar solo, porque me salgo del tiempo, porque inventando historias me desdoblo de un modo fascinante que no sé explicar, escribo para manchar con tinta el dedo del corazón, escribo porque al rato de estar escribiendo, ya concentrado, estoy más eufórico que cuando empecé, escribo por puro placer. La ventaja que tienen todas estas hipótesis, y otras que no he dicho, es que todas son felices, hasta la única triste, que olvidé arriba, la catarsis. Se impone el hecho de que mi pasión es gozosa.
(DARÍO JARAMILLO)
Algunos beben por sed,
otros por olvidar deudas,
y yo por ver lagartijas
y sapos en las estrellas.
Entro en un túnel.
Atravieso el profundo
vientre del bosque.
(SUSANA BENET)
Por tu amor que tanto quiero y tanto extraño,
que me sirvan otra copa y muchas más.
Que me sirvan de una vez pa todo el año,
que me pienso seriamente emborrachar.
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