No en la cresta de la ola.
No en la extinción
de su espumoso vientre.
Sí
en el instante
en que se alza y desciende
hurtando eternidad
entre olvido de sábanas
y el leve,
lento
rompimiento de túneles y voces.
Ascenso a contraluz.
Fuga
hasta el abismo insondable
que mece su agonía
en un recodo
de minutos tirados al vacío.
Ser y dejar de ser
en la cresta y en la espuma.
Ritmo agónico
urdido
en antiguos manantiales.
Ademán
en donde transita la sal
que asciende
y desciende
en vuelo eternizado.
1 comentario:
Hará 35 años : Sólia ir a una playa nudista de Cantabria , una playa a mar abierta muy peligrosa y de difícil acceso , fui con un colega y nos tomamos una botella de cava y fumamos unos chiriflus, recuerdo que cuando me cubría por la rodilla venían olas que me superaban la cabeza ( mido 185 cm.) , el caso es que me envalentoné y me puse a nadar mar adentro , de repente me trago una ola y me arrastró hacia adentro , tuve la suerte que otra ola me saco a la orilla , fueron más de 100 metros arrastrandome hacia la orilla por la arena en posición fetal , cuando la ola me saco del mar salí alucinado y un tanto asustado , lo más curioso es que cuando me puse en pie vi que mi pito no media más de 2 cm. , al cabo de un buen rato el pito cogío su tamaño normal en estado de no erección, no volví a esa playa y cogí un respeto a la mar , algunos nadadores acostumbrados a las olas se ahogan en las playas del Cantábrico, y también se ahogan muchos nadadores de piscina o del mar Mediterráneo que se adentran en el Océano y son sorprendidos por el poder de la Mar. Las olas te llevan a la eternidad en un pis pas.
Cachonero
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