Pienso a menudo: un huerto y una casa,
algunos pocos surcos, los frutales,
el pasillo hasta el pozo,
el laurel, los naranjos y el viejo caserón
al fondo... Éste es mi sueño, elemental y grávido.
Ya lo tuvieron tantos, que no puede
casi llamarse sueño. A donde quiera
que voy pienso en mi huerto y en mi casa,
arcaica como un cántaro,
e incluso cuando, pobre, no tengo pensamientos,
me saben esperar con su pobreza
y hacerme compañía. Ni siquiera la muerte
que me da tanto miedo, me acobarda.
Al contrario. Donde se encuentre un mínimo
huerto y la casa en medio de los campos,
quedará algo de mí que no habrá muerto,
y esto elemental, a mí,
todo menos elemental, me ayuda
y me hace col y cántaro, el simple de los simples,
y pozo y agua y tierra de esta tierra
en que pondrá los pies mi sueño,
con su carne y sus huesos arraigados
abonando la tierra y saludando al aire.
3 comentarios:
Sintió algo semejante a cuando una frase musical despertaba en su interior una inesperada nota de reconocimiento, o cuando un puñado de palabras en un poema revelaba un secreto que le concernía.
(TRUMAN CAPOTE)
Tus errores y fracasos son tus maestros. Escúchales, averigua qué quieren decirte.
Ciruelo de mi puerta, aunque yo no volviese,
la primavera sí volverá.
Así que tú, florece.
(ANÓNIMO JAPONÉS)
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