El momento en que, después de tantos años
de trabajo duro y de largo viaje,
te encuentras en el centro de tu cuarto,
casa, medio acre, milla cuadrada, isla, país,
y sabes, por fin, cómo llegaste allí,
y te dices: soy el dueño de esto,
es el mismo momento en que los árboles separan
sus suaves brazos de ti,
los pájaros recobran su lenguaje,
los acantilados se quiebran y colapsan,
el aire se retira de ti como una ola
y no puedes respirar.
No, murmuran. No eres dueño de nada.
Eres un visitante subiendo la colina,
una y otra vez,
plantando bandera, proclamando.
Jamás te pertenecimos.
Nunca nos encontraste.
Siempre fue al revés.
3 comentarios:
Creímos que la Tierra era nuestra, cuando somos nosotros los que somos de la Tierra.
Somos inquilinos
Chuli
Lo que posees acaba poseyéndote.
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