Empieza como un susurro
apenas una pisada
sobre la arena seca
y va en aumento
hasta volverse ruido
como el del tren que pasa
y de tanto pasar
se hace imperceptible
sin darme cuenta
termina alzándose
como una espada
que me atraviesa
y sale por mi boca
como un grito
así la voz de mi madre.
3 comentarios:
Una noche de luna
murió mi madre.
A la luna no miro
pa no acordarme.
Amor de madre, y lo demás es aire
Serpiente en una bolsa.
“Dáselo a "yayo" Trindade y él te lo remunera".
Pasé sin problema el control de embarque del aeropuerto de Medellín. Puse el bolso arriba, en el arcón, y no me ocupé de él durante el viaje. Ya en el hotel de Sao Paulo, me picó la curiosidad y descorrí con cuidado la cremallera, solo un ojal en principio. Olí: nada que me orientara sobre el contenido. Me decidí a abrir del todo la boca del bolso y comprobé que dentro venía un amasijo de virutas de madera, como esas que había visto en la ebanistería del padre del Ñato. Metí la mano y removí con cuidado... Sentí cómo algo me ceñía la muñeca y luego un agudo pinchazo en el dorso de la mano. La retiré bruscamente y con ella salió prendida y agitándose en el aire un víbora de mediano tamaño, que identifiqué como un crótalo de los esteros. El suero del Instituto Butantan me libró de la muerte pero perdí tres dedos de la mano. Ahorita se las cuento por aquello de los mandados que se aceptan sin reparar en consecuencias.
A Trindade lo mataron al poco en Pinheiros, cuando bajaba del carro frente a la casa de un compadre.
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