domingo, 23 de enero de 2011
Cuidado con los que saben (por Charles Bukowski)
Cuidado con los que saben
Hay suficiente traición y odio, violencia,
necedad en el ser humano corriente
como para abastecer cualquier ejército o cualquier
jornada.
Y los mejores asesinos son aquellos
que predican en su contra.
Y los que mejor odian son aquellos
que predican amor.
Y los que mejor luchan en la guerra
son -al final- aquellos que
predican
paz.
Aquellos que hablan de Dios
necesitan a Dios.
Aquellos que predican paz
no tienen paz.
Aquellos que predican amor
no tienen amor.
Cuidado con los predicadores,
cuidado con los que saben.
Cuidado con aquellos que están siempre
leyendo libros.
Cuidado con aquellos que detestan
la pobreza o están orgullosos de ella.
Cuidado con aquellos de alabanza rápida
pues necesitan que se les alabe a cambio.
Cuidado con aquellos que censuran con rapidez:
tienen miedo de lo que no conocen.
Cuidado con aquellos que buscan constantes
multitudes;
no son nada solos.
Cuidado con
el hombre corriente,
con la mujer corriente.
Cuidado con su amor.
Su amor es corriente, busca
lo corriente.
Pero es un genio al odiar,
es lo suficientemente genial
al odiar como para matarte, como para matar
a cualquiera.
Al no querer la soledad,
al no entender la soledad
intentarán destruir
cualquier cosa
que difiera
de lo suyo.
Al no ser capaces
de crear arte
no entenderán
el arte.
Considerarán su fracaso
como creadores
sólo como un fracaso
del mundo.
Al no ser capaces de amar plenamente
creerán que tu amor es
incompleto
y entonces te
odiarán.
Y su odio será perfecto
como un diamante resplandeciente,
como una navaja,
como una montaña,
como un tigre,
como cicuta.
Su mejor
arte.
Hay suficiente traición y odio, violencia,
necedad en el ser humano corriente
como para abastecer cualquier ejército o cualquier
jornada.
Y los mejores asesinos son aquellos
que predican en su contra.
Y los que mejor odian son aquellos
que predican amor.
Y los que mejor luchan en la guerra
son -al final- aquellos que
predican
paz.
Aquellos que hablan de Dios
necesitan a Dios.
Aquellos que predican paz
no tienen paz.
Aquellos que predican amor
no tienen amor.
Cuidado con los predicadores,
cuidado con los que saben.
Cuidado con aquellos que están siempre
leyendo libros.
Cuidado con aquellos que detestan
la pobreza o están orgullosos de ella.
Cuidado con aquellos de alabanza rápida
pues necesitan que se les alabe a cambio.
Cuidado con aquellos que censuran con rapidez:
tienen miedo de lo que no conocen.
Cuidado con aquellos que buscan constantes
multitudes;
no son nada solos.
Cuidado con
el hombre corriente,
con la mujer corriente.
Cuidado con su amor.
Su amor es corriente, busca
lo corriente.
Pero es un genio al odiar,
es lo suficientemente genial
al odiar como para matarte, como para matar
a cualquiera.
Al no querer la soledad,
al no entender la soledad
intentarán destruir
cualquier cosa
que difiera
de lo suyo.
Al no ser capaces
de crear arte
no entenderán
el arte.
Considerarán su fracaso
como creadores
sólo como un fracaso
del mundo.
Al no ser capaces de amar plenamente
creerán que tu amor es
incompleto
y entonces te
odiarán.
Y su odio será perfecto
como un diamante resplandeciente,
como una navaja,
como una montaña,
como un tigre,
como cicuta.
Su mejor
arte.
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8 comentarios:
Bukowsky me ha amargado el domingo, Emilia; ¿con qué ánimo voy a ver el partido del Sporting por la tele, si el poeta me ha desvelado que soy un inmundo gusano...? Y tampoco te libras tú, Emilia; ni el amable vecino que me ayudó hace un rato a mover un pesado armario; ni mi amigo más querido, a quien veo retratado en los versos de B. con nitidez; ni mi madre...
Pues Bukowsky, en fin, me ha hecho comprender este domingo desapacible, que soy un tipo de cuidado.
Todos tenemos un lado oscuro del que hay que cuidarse, del que los demás deberían cuidarse. A mí me retrata (y me delata) el verso que dice "Cuidado con aquellos que están siempre leyendo libros." Porque sí: nadie está libre de maldad y malicia. Porque todos-todos-todos tenemos una zona negra, oscura y malvada. Como dices, todos(-as) somos tipos de cuidado.
Y -digo yo-, ¿no tendrá esos negros pensamientos por haber vivido en Los Ángeles?
¿Creerá que aquella jungla humana es extensible a todo el mundo?
¿Ocurrirá que aquel en que le tocó vivir por muchos años, brutal y despiadado, de losers y winners,(si la suerte te es adversa, te llaman "perdedor", como un insulto) le hizo caer en un pesimismo antropológico extremo?
Si yo gastara mi vida en tal infierno seguro que sería peor de lo que soy, que concertaría bien con los tipos que desgrana el pobre hombre...
Te preguntaría a tí: "¿Cuánto ganas, Emilia, por exprimir zumo de poesía y ofrecerlo a la gente cada día?".
Si me contestabas que menos que Teddy Bautista (200.000 petrodolares /year), te miraría conmiserativamente y pensaría para mis adentros...que eras una "loser".
Pero vivo en este paraíso natural (dicen los papeles de hoy que ya "tenemos" doscientos osos en el monte) y, como un día dijo el buen hombre que era José María Díaz Alegría, S.J. (gijónés como yo; creyente él, yo tampoco): Yo creo en la Esperanza.
Exáctamente todos somos luz y oscuridad, lo que habla de nosotros son nuestras elecciones.
Prefiero una buena formación humana, de todas formas voy a tener que llevarlo...
Gracias por vuestros comentarios. Yo creo que todos somos bifrontes, como Jano, o más bien multifrontes, y en nuestro interior está lo mejor y lo peor. El ser humano puede ser más solidario que cualquier animal, pero también más perverso y cruel que cualquier especie. Humanos fueron Adolf Hitler y Vicente Ferrer, por ejemplo.
Creo también que, en otras circunstancias, es posible que Hitler no hubiera sido tan malvado ni Ferrer tan altruista. Depende de muchos factores, probablemente no sólo de una elección personal.
Pienso en la guerra civil española, en la que tantas personas sacaron lo peor de sí mismas, y hubo "paseos", "sacas", chekas, exterminios de curas por el mero hecho de serlo, o de izquierdistas por el mismo motivo (o desmotivo) pero en el otro bando. Creo que muchas personas que cometieron esas aberraciones no las habrían hecho si no hubieran concurrido circunstancias muy especiales (graves desigualdades sociales, tenencia de armas, masificación, anonimato...).
A menudo juzgamos (mal) a la gente sin ponernos en su lugar (aunque no bastaría con ponernos en su lugar: habría que ponerse en su pasado, en su biografía, en sus zapatos, en su piel).
Tiene gracia el bostezo de un niño de teta, porque parece un hombre ya hastiado de vida.
(GÓMEZ DE LA SERNA)
Para la hormiga el rocío es una inundación.
(proverbio macedonio)
Así como el hierro se oxida por falta de uso, también la inactividad intelectual destruye la inteligencia.
(DA VINCI)
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