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viernes, 28 de enero de 2011

Durante cuánto tiempo nos engañaron (por Walt Whitman)

Trasmutamos ahora,
nos apresuramos a huir
como huye la
naturaleza,
Somos la naturaleza,
durante mucho tiempo estuvimos lejos.
Pero ahora volvemos,
nos convertimos en plantas,
en troncos, en follaje,
raíces y cortezas.

Estamos asentados en la tierra,
somos peñascos,
pastamos,
somos dos en medio de la hacienda bravía,
tan espontáneos como los otros.

Somos dos peces que nadan juntos en el mar,
somos lo que son las flores del algarrobo,
derramamos fragancia
en los caminos de la mañana y de la tarde.

Somos también lo sucio de las bestias,
de las plantas, de los minerales.

Somos dos aves de rapiña,
nos elevamos en el aire y miramos la tierra.

Somos dos soles que deslumbran,
somos nosotros dos los que giramos,
cósmicos y estelares,
somos como dos cometas.

Merodeamos, cuadrúpedos y feroces, por la espesura,
y saltamos sobre la presa.

Somos dos nubes que se desplazan en lo alto
cuando amanece o atardece.

Somos dos mares que se unen,
somos esas olas felices que se revuelcan
y se juntan, mojándose.

Somos lo que es la atmósfera,
transparentes, hospitalarios,
permeables, impermeables.

Somos nieve, lluvia, frío, tinieblas,
somos lo que el planeta engendra y protege.

Hemos descrito círculos hasta volver los dos al hogar,
hemos renunciado a todo,
salvo a la libertad y a nuestra alegría.

6 comentarios:

W. dijo...

Happy weekend, miss Brontë.

Walt.

zUmO dE pOeSíA (emilia, aitor y cía.) dijo...

¡Y qué grande sería que WW pudiera hablarnos! Happy weekend for you too.

Círculo Cultural FARONI dijo...

El lobo no teme al perro, pero sí a su collar de clavos.

(proverbio ruso)

hAiKu dijo...


Sesión de cine.
Sin ti, qué duro el brazo
de la butaca.

(SUSANA BENET)

casa de citas dijo...

No debemos pasar por alto la probabilidad de que la introducción constante de la creencia en Dios en las mentes de los niños produzca ese efecto tan fuerte, y tal vez heredado en su cerebro cuando todavía no está plenamente desarrollado, de modo que deshacerse de su creencia en Dios les resultaría tan difícil como para un mono desprenderse de su temor y odio instintivos a las serpientes.

(DARWIN)

tERESA pANZA dijo...

Son sus penas, no las mías, las que llora Jeremías.