martes, 25 de enero de 2011
¿También allí? (por Saiz de Marco)
Además de tu sede oficial en la Tierra
(el sitio donde llevas tanto tiempo asentado)
¿tienes, Dolor, abiertas
sucursales
ahí fuera?
En vecinas galaxias,
en otras dimensiones o en otros universos,
¿estás, Dolor, presente?
¿Tienes también allí
domicilios estables
o te conformas sólo con tu casa en la Tierra?
(el sitio donde llevas tanto tiempo asentado)
¿tienes, Dolor, abiertas
sucursales
ahí fuera?
En vecinas galaxias,
en otras dimensiones o en otros universos,
¿estás, Dolor, presente?
¿Tienes también allí
domicilios estables
o te conformas sólo con tu casa en la Tierra?
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
11 comentarios:
Si.
Tengo orfebres quemándose los dedos en el Sol,
y en la cara oculta de la Luna
un campo de tortura para perros.
En Marte, incrusto el polvo rojo en el saco conjuntivo de los ojos.
En Saturno, un carrusel de esquirlas de silicio
se clava en la cerviz de los ancianos que se paran distraídos.
Bailan sobre las ampollas de los pies en carne viva
en Venus los amantes engañados.
Y así lacero al Sistema,
y a la Galaxia...
Ayer me contaba Jehudiel,
que a Dios le atormentaba
la caries que le ahueca dos molares.
Anónimo, por lo que se ve el dolor es consustancial a la vida consciente. Las piedras no sienten dolor, los árboles tampoco, pero las avispas sí (un poco), y los mamíferos mucho más.
Esto se ve muy bien en un poema de Rubén Darío. Leí que según Gabriel García Márquez éste es el mejor poema de la lírica española (yo no estoy de acuerdo, para mí es "Mujer con alcuza", de Dámaso Alonso. El poema de Darío, titulado "Lo fatal", dice así:
Dichoso el árbol, que es apenas sensitivo,
y más la piedra dura porque esa ya no siente,
pues no hay dolor más grande que el dolor de ser vivo,
ni mayor pesadumbre que la vida consciente.
Ser y no saber nada, y ser sin rumbo cierto,
y el temor de haber sido y un futuro terror...
Y el espanto seguro de estar mañana muerto,
y sufrir por la vida y por la sombra y por
lo que no conocemos y apenas sospechamos,
y la carne que tienta con sus frescos racimos,
y la tumba que aguarda con sus fúnebres ramos,
¡y no saber adónde vamos,
ni de dónde venimos!...
Perdón, cuando dije poesía española quería decir poesía en español. Darío era nicaragüense.
Tampoco me deslumbra a mí el poema de Rubén Darío (tengo un amigo que se llama así, Rubén Darío, pero le importa un bledo la poesía). Nos parecemos en muchas cosas. Dice él (mayormente).
El Sr. Darío (el poeta, no tu amigo) tenía al parecer mucha cara. En el poema que empieza "La princesa está triste..." hay un verso que dice "¿quién fuera hipsípila que dejó la crisálida?". Se dice que la palabra "hipsípila" no pinta nada ahí: es un personaje de la mitología griega que nunca dejó ninguna crisálida ni ningún capullo. Parece que Darío usó la palabra por su sonoridad (Bueno, esto al menos me dijo un profesor de literatura), como en general le gustaba a Darío usar palabras esdrújulas. (Pero, según nos enseñó Pessoa, todas las palabras esdrújulas son ridículas). Ya sabes que a mí la poesía rimada no me va mucho, me parece como de otra época. Un saludo.
"Ridícula" es palabra esdrújula.
"Amándote", lo es y no es ridícula.
¿Quién es el dómine
que otorga las matrículas?
¿Quién es el crédulo
acrítico que asume
sin átomo de escrúpulo
que es la poesía un ámbito
con férulas que ahormen
en su brotar libérrimo
las cosas del espíritu?
Hipsila será ridícula,
mas no por poco eufónica
sino porque crisálida
demande su par sónico.
¡A los leones con Pessoa!
Obviamente, me comí una sílaba (otra esdrújula) de "hipsípila".
Debió de activárseme (dos) un mecanismo subconsiciente de autocensura, para así ahorrar una infecta esdrújula a mi película (tres).
Bueno, amigo asturiano, por si alguien no nos sigue bien voy a copiar aquí el famoso poema de Pessoa:
Todas las cartas de amor son
ridículas.
No serían cartas de amor si no fueran
ridículas.
En mis tiempos también escribí cartas de amor,
como las demás,
ridículas.
Cuando hay amor, las cartas de amor
tienen que ser
ridículas.
Y es que, en fin,
sólo las criaturas que no han escrito jamás
cartas de amor
son las que son
ridículas.
La verdad es que hoy
mis recuerdos de aquellas cartas de amor
son los que son
ridículos
(todas las palabras esdrújulas,
como los sentimientos esdrújulos,
son naturalmente
ridículas.)
[Y oye, yo también creo que hay palabras esdrújulas ridículas (como la propia palabra "ridícula", la cual es muy irrisoria), pero otras no lo son.]
Ahora entiendo: si las cartas de amor son ridículas, y las esdrújulas son ridículas..., amorosamentre son ridículas las esdrújulas, algunas esdrújulas.
Mis días pasados tienen una tumba sin cadáver.
(ADONIS)
Borrar una calumnia es tan difícil como recoger el agua derramada.
Publicar un comentario