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miércoles, 2 de febrero de 2011

Recomienzo (por Andrés Sánchez Robayna)

Todo comienzo es ilusorio.
Todo comienzo es sólo un enlazarse
del principio y del fin en la cadena
del tiempo, es el instante
en que creímos ver el nacimiento
y el nacimiento es sólo un acto
de lo incesantemente renacido
—es decir, estas líneas semejan un comienzo
pero el comienzo surge a cada instante,
como la lluvia que esta tarde
vi caer sobre el mar
y esta tarde es tan solo una tarde del tiempo que renace
en un eterno recomienzo
y la lluvia y la tarde se han hundido en el tiempo
en el que ruedan siempre las nubes agolpadas
sobre los mármoles celestes

y la línea inicial es un comienzo
y la línea final será un comienzo.

9 comentarios:

F. dijo...

Hola, Emilia.
Este vuestro es un blog de poesía. Y yo no voy a hablarte de esos textos que -aderezados en columnas (a veces hemos de reconocer que de forma un tanto arbitraria), unos versos encima de los otros- parece que son los únicos que tienen derecho a ser llamados poesía. Como si la entraña poética entendiera de componendas formales y de convencionalismos ridículos.
Viene esto al hilo de que acabo de leer una novela de Stefan Zweig, "La impaciencia del corazón" (1939). Y hallo en esta prosa tal nivel poético, tal certera descripción de los recovecos del alma humana, tal roce con lo sublime, un dibujo tan depurado del espíritu, que es difícil leer algo más conmovedor, más complejo, más hondo, más terrible en su descripción del amor que enajena a un ser deforme y desvalido, que se aferra a él como única razón de supervivencia... Y del quebranto que ello supone en quien así se ve amado y sufre el imperativo moral que dicta la compasión, a veces -este es el caso- mal administrada.
La narrativa de S. Zweig, a diferencia de algunos otros prosistas -plenos de prestigio y de galardones, pero que leemos con desgana y que no logran capturar nuestro embelesado interés- es depurada y exenta de hojarasca retórica (decía él que cuanto más eliminaba de sus textos mejor quedaban).
Sin duda es una gracia que les está vedada a tantos (pretenciosos) pero que él tenía.

Beso.

Emilia Alarcón dijo...

F: Stefan Zweig es mi escritor favorito. He devorado muchos de sus relatos, por supuesto la novela que mencionas (que, por cierto, en otras ediciones se titula "La piedad peligrosa"), la novela póstuma "La embriaguez de la metamorfosis", varios de sus ensayos (como el dedicado a Calvino y Castellio), su autobiografía "El mundo de ayer", etc. Ahora estoy leyendo otra serie de relatos, "Amok", y tengo en cartera otros títulos. La editorial Acantilado está reeditando casi toda su obra. Celebro que te guste este autor. Sé que hay muchas personas que, tras leer más o menos casualmente alguno de sus libros, ya no han podido dejar de leerle. Realmente su forma de escribir es una gran delicia, y es una pena que se suicidase en 1941 ó 1942 (no recuerdo bien), asqueado por su obligado autoexilio de su país -Austria- (pues Zweig era judío) y por el triunfo del nazismo (que él preveía y afortunadamente no se produjo).

Un abrazo.

F. dijo...

Me ocurre a veces, Emilia, que añoro lo que disfrutaba con la lectura cuando era más joven. Aquel frenesí con que leía unas novelas que me absorbían el seso mientras duraba su lectura; el deseo de disponer de unas horas para sumirme el aquel universo literario; el sedimento que quedaba en el espíritu; aquella vibración que persistía por largo tiempo después de la lectura y que nunca iba a abandonarnos...
Es frecuente que lea autores de prestigio -hispanohablantes o foráneos- y que constituya ello una labor tediosa y poco estimulante. No desisto en seguida del intento porque me queda la mala conciencia por si pierdo algo valioso... Y le doy un margen de confianza, y prosigo la ingrata lectura, fijándome cada poco en el grosor de lás páginas que restan para el final.
Ingrata labor, decepcionante empeño, malestar íntimo por no ser capaz de entusiasmo ante algo precedido de reconocimiento y fama.
Con los autores rabiosamente contemporáneos me pasa esto con frecuencia; parece que por un prurito de realismo, por que no se les tilde de estilo o temario anacrónicos..., huyen de la belleza, del sentimiento, del lirismo, de lo poético...
Por eso -y me alegra infinito encontrar que tú y yo somos hermanos en Zweig- cuando doy con un autor como el que admiradamente nos ocupa, constato con gozo que no es mi sensibilidad la que se ha embotado, ni que el paladar se haya insensibilizado por el uso, ni que antaño disfruta con cosas que sólo mi inmadurez hacía que tomara por tan valiosas.
Felicitémonos pues, Emilia: siempre nos quedará Stefan Zweig.

Emilia Alarcón dijo...

Pues sí, F. Con los modernos y modernísimos pasa eso que decía Machado: que "a menudo los novedosos apedrean a los originales".

Yo hace tiempo que no tengo problema en dejar un libro a medias. Me sabe mal, sobre todo si he pagado por él (no tanto si lo he sacado de la biblioteca), pero lo hago si no me atrapa en las 50 primeras páginas, porque los libros se hicieron para los lectores y no los lectores para los libros.

Stefan Zweig es un autor que no defrauda. Un valor seguro, que no da gato por liebre. Respeta al lector: no es un petulante que quiera decirnos "soy muy culto" (aunque sin duda lo era, y mucho más que los pedantones al uso), no escribe páginas-hojarasca (como pasa con Umberto Eco: "El nombre de la rosa" está lleno de páginas sobrantes); es, en suma, alguien que da más de lo que pide.

Lo que me sorprende es que Zweig no sea valorado como merece. Por lo que tengo entendido, el nazismo prohibió la venta de libros de Zweig en Alemania, dada su condición de judío. Pero por otro lado, como su apellido era alemán (austriaco), en el mundo anglosajón también se le marginó durante la II guerra mundial. Luego se produjo su muerte y cayó en el olvido. Seguramente a esto se debe esta falta de reconocimiento.

Pero gracias a ti, a mí y a otros miles de lectores Zweig será rescatado y considerado lo que realmente fue: uno de los mejores escritores de la literatura universal.

PD: No dejes de leer, de Zweig, "Mendel el de los libros", ni otro relato que trata sobre un carterista (creo que se titula "Descubrimiento de un oficio")·Son geniales.

tERESA pANZA dijo...

Lo que has de comer, no lo veas hacer.

casa de citas dijo...


Con maderas de recuerdos armamos las esperanzas.

(UNAMUNO)

Círculo Cultural FARONI dijo...


El corazón en paz ve una fiesta en todas las aldeas.

(proverbio indio)

hAiKu dijo...

Cae el telón
y Hamlet vuelve a ser
Juan Pérez Sánchez.

(CUQUI COVALEDA)

Fuego de palabras dijo...

Son mis voces cantando



para que no canten ellos,



los amordazados grismente en el alba,



los vestidos de pájaro desolado en la lluvia.





Hay, en la espera,



un rumor a lila rompiéndose.



Y hay, cuando viene el día,



una partición de sol en pequeños soles negros.



Y cuando es de noche, siempre,



una tribu de palabras mutiladas



busca asilo en mi garganta



para que no canten ellos,



los funestos,



los dueños del silencio.



(CORTÁZAR)