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viernes, 11 de noviembre de 2011

Cansado (por Oliverio Girondo)

Cansado.
¡Sí!
Cansado
de usar un solo brazo,
dos labios,
veinte dedos,
no sé cuántas palabras,
no sé cuantos recuerdos,
grisáceos,
fragmentarios.
Cansado,
muy cansado
de este frío esqueleto,
tan púdico,
tan casto,
que cuando se desnude
no sabrá si es el mismo
que usé mientras vivía.
Cansado.
¡Sí!
Cansado
por carecer de antenas,
de un ojo en cada omóplato
y de una cola autentica,
alegre
desatada,
y no este rabo hipócrita,
degenerado,
enano.
Cansado,
sobre todo,
de estar siempre conmigo,
de hallarme cada día,
cuando termina el sueño,
allí, donde me encuentre,
con las mismas narices
y con las mismas piernas;
como si no deseara
esperar la rompiente con un cutis de playa,
ofrecer, al rocío, dos senos de magnolia,
acariciar la tierra con un vientre de oruga,
y vivir, unos meses, adentro de una piedra.

5 comentarios:

Tragikomedia dijo...

Este Girondo es un cachondo.

Yo a veces echo de menos no tener tentáculos, como los pulpos. Sobre todo cuando me faltan brazos. ¡Dios, la de cosas que haría yo con ocho brazos bien coordinados! También me vendría bien la tinta de los calamares, para emborronar lo que no me gusta, o sea casi todo.

Cándido Nirrosca dijo...

Deja para casi el final lo que más le incomoda: ese rabo hipócrita (?), enano...
Girondo -malicio- cambiaría su pericia poética por una buena cola de papión.
A veces, nos refugiamos en lo culto porque no nos hacen caso las titis.
Si una mulata menea los glúteos a no más de tres pies de nuestra cara, y nos mira con picardía insinuadora..., faltaremos a la docta conferencia del filósofo de moda; habremos malgastado doscientos dólares, porque no vamos a llegar ni para final del segundo acto de Don Giovanni.
Lo malo es darse cuenta, finalmente, de que la gluteosa nos ha encandilado sólo por el descorche. Porque cuando, finalizado el chou, corremos al back street, un musculoso cuarterón que lleva colgada del pescuezazo una gruesa cadena de oro, con su Virgen del Cobre columpiándose, y un tatuaje del Che en el deltoides del hombro izquierdo, nos mira con desprecio y un puntín de contenida agresividad. Es el "novio" y administrador de la culona.
Y además, no hay quien tome un taxi a aquellas horas.

Cide Hamete Benengeli dijo...

Yo también me casaría
si la vida de casados
fuera como el primer día.

Anónimo dijo...

Casado = Cansado

tERESA pANZA dijo...

Amor viejo, ni te olvido ni te dejo.