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Di el nombre de algún muerto
de algún soldado muerto
en la batalla de las Termópilas
en la guerra de los Cien Años
en Trafalgar
en Waterloo
en Bailén
en San Quintín
en aquellos capítulos de los libros de historia
Di el nombre de un muchacho
el nombre de un cadáver de esos de las trincheras
de algún cuerpo de aquellos que allí quedaron sueltos
dispersos
insepultos después de la matanza
Di el nombre
un solo nombre
de algún soldado raso
del que cargaba el cañón o acarreaba la pólvora
¿A que no?
¿A que no puedes?
Nos silencian los nombres
Nos los han ocultado
Los que escriben la historia se han puesto de acuerdo
se han confabulado
se han conjurado todos
para escondérnoslos
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5 comentarios:
Muy bueno. A la historia sólo pasan los que la ensuciaron: los Calígulas, Hítleres, Stálines... Los sátrapas, los juntacadáveres. Pasan a la historia las figuras del tablero (reyes, torres, alfiles), o sea, los que la jodieron bien jodida; pero no los peones. ¿Quién tiene la culpa? ¿Para cuándo una historia de la humanidad decente?
El verdadero problema es la obediencia y la sumisión. Si nadie hubiera obedecido a los que decidieron que había que ir a la guerra, sencillamente no habría habido guerra. Claro que para eso había que haberse organizado. El currito de a pie sería fusilado por deserción, pero si el pueblo entero, la clase trabajadora (los que van a morir o quedar mutilados, o sea, la carne de cañón) de los países en conflicto se hubieran organizado, se podrían haber evitado todas las guerras.
¿No seremos los hombres una enfermedad de la tierra desnuda y viva que ella se sacude con terremotos, vientos, fuegos, tormentas?
(JUAN RAMÓN JIMÉNEZ)
Del querer al no querer
hay un camino muy largo,
que todo el mundo recorre
sin saber cómo ni cuándo.
Gotea el grifo
y crujen las paredes.
Habla la casa.
(SUSANA BENET)
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