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jueves, 3 de noviembre de 2011

Trenes (por Joan Margarit)

Acostado a tu lado, oigo los trenes.
Cruzan mi frente sus fugaces luces
rasgando el horror tibio de esta noche.
La pausa de silencio me deja una luz roja,
una nota sobre este pentagrama
de cables y de vías oscuras y brillantes.
Acostado a tu lado,
oigo cómo se alejan con el ruido más triste.
Quizá me he equivocado no subiendo a uno de ellos.
Quizá el último acierto
sea -abrazado a ti-
dejar pasar los trenes en la noche.

11 comentarios:

Anónimo dijo...

Subir o no subir al tren, ésa es la cuestión.

Paquito el Chocolatero dijo...

Nueve cosas hubo en la boda de Antón: cochino, marrano, berraco, lechón, cerdo, puerco, magro, tocino y jamón.

RAMÓN y sus greguerías dijo...

Sobre las hojas grises de los olivos gravita aún el polvo que levantaron los carros romanos y las diligencias.

Círculo Cultural FARONI dijo...


Una inteligencia inteligente desconfía de ella misma.

(LEC)

casa de citas dijo...

Ser bisexual duplica las posibilidades de tener una cita un sábado por la noche.

(ALLEN)

Aldonza Lorenzo dijo...


Cuando el camino es muy largo, más corre el mastín que el galgo.

tERESA pANZA dijo...


A manos frías, corazón caliente.

ORáKULO dijo...

Lo urgente no deja sitio para lo importante.

Cide Hamete Benengeli dijo...

Qué grande es la pena mía
que en un pozo me he caído
y no encuentro la salida.

Aldonza Lorenzo dijo...

Secreto de tres, secreto no es.

Fuego de palabras dijo...

Estás sentado solo frente al valle



con un libro en las manos



que abandonas a ratos



para poder mirar,



con la calma debida,



cuanto la vista alcanza.



Suena el silencio. A veces,



el rumor de las ramas



o el canto intermitente de algún pájaro.



Respiras hondo. Ves.



Aprecias uno a uno los momentos



que te concede este vivir al margen.



No haces tuya la queja



de los que quieren irse



pero que aplazan siempre



la ocasión de su huida.



Permaneces aquí



por propia voluntad:



es éste tu lugar.



Tú eres de él.


(ÁLVARO VALVERDE)