domingo, 15 de enero de 2012
Tú, suelo (por R. M. Rilke)
Tú, suelo que se oscurece, soportas pacientemente los muros
y quizá permites a las ciudades que duren una hora más,
concedes aún dos horas a las iglesias y monasterios solitarios,
dejas cinco horas más de fatiga a todos los redimidos
y contemplas durante otras siete horas el trabajo cotidiano del labrador,
antes de volver a ser bosque y agua y prolífica tierra silvestre
en la hora de la angustia incomprensible,
cuando exijas a todas las cosas
que devuelvan tu imagen incompleta.
Dame un poco más de tiempo: quiero amar las cosas como nadie,
hasta que todas se hagan dignas de ti y grandes.
Sólo quiero siete días, siete
en los que nadie haya escrito aún
siete páginas de soledad.
Que aquél a quien des el libro las abarque:
quedará encorvado sobre las hojas.
A no ser que le tengas en tus manos
para escribir tú mismo.
y quizá permites a las ciudades que duren una hora más,
concedes aún dos horas a las iglesias y monasterios solitarios,
dejas cinco horas más de fatiga a todos los redimidos
y contemplas durante otras siete horas el trabajo cotidiano del labrador,
antes de volver a ser bosque y agua y prolífica tierra silvestre
en la hora de la angustia incomprensible,
cuando exijas a todas las cosas
que devuelvan tu imagen incompleta.
Dame un poco más de tiempo: quiero amar las cosas como nadie,
hasta que todas se hagan dignas de ti y grandes.
Sólo quiero siete días, siete
en los que nadie haya escrito aún
siete páginas de soledad.
Que aquél a quien des el libro las abarque:
quedará encorvado sobre las hojas.
A no ser que le tengas en tus manos
para escribir tú mismo.
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5 comentarios:
Si los españoles habláramos solo y exclusivamente de lo que sabemos, se produciría un gran silencio que nos permitiría pensar.
(AZAÑA)
A pan duro, diente agudo.
Una sola vez se nace, una sola vez se muere, y una sola vez se quiere.
El que nada duda, nada sabe.
(proverbio griego)
Ya vienen vendimiadores,
ya vienen a vendimiar.
Vienen a cortar las uvas
y a comerse la mitad.
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