miércoles, 5 de diciembre de 2012
Sin acacia ni perro (por Juan Antonio Massone)
Yo fui un niño que tuvo patio
con un perro que se perdió una vez
y hasta el día de esta tarde no regresa.
Yo era un niño que olía tierra húmeda
y fue mío despedirme de momentos
como si el día acostumbrara a morir.
Yo fui un niño en un patio y ventolera
con más ladridos debajo de la tierra.
La nieve parece ahora menos blanca.
Yo era un niño que pactó con lagartijas
y queltehues invocando nuevas lluvias
en espera de pan con mantequilla.
Yo fui un niño y, de en medio del patio,
una acacia con nidos fue arrancada
los años aún no dicen para qué.
Yo era un niño con un perro
al que asustó la muerte muy temprano
y el pálpito quedó mío sin deseos.
Yo quedé niño de patio sin acacia
ni perro, ni estar seguro de nada más.
En los otros se quedaba la alegría.
con un perro que se perdió una vez
y hasta el día de esta tarde no regresa.
Yo era un niño que olía tierra húmeda
y fue mío despedirme de momentos
como si el día acostumbrara a morir.
Yo fui un niño en un patio y ventolera
con más ladridos debajo de la tierra.
La nieve parece ahora menos blanca.
Yo era un niño que pactó con lagartijas
y queltehues invocando nuevas lluvias
en espera de pan con mantequilla.
Yo fui un niño y, de en medio del patio,
una acacia con nidos fue arrancada
los años aún no dicen para qué.
Yo era un niño con un perro
al que asustó la muerte muy temprano
y el pálpito quedó mío sin deseos.
Yo quedé niño de patio sin acacia
ni perro, ni estar seguro de nada más.
En los otros se quedaba la alegría.
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