viernes, 1 de noviembre de 2013
Como una helada (por Claudia Masín)
Quien fue dañado lleva consigo ese daño,
como si su tarea fuera propagarlo, hacerlo impactar
sobre aquel que se acerque demasiado. Somos
inocentes ante esto, como es inocente una helada
cuando devasta la cosecha: estaba en ella su frío,
su necesidad de caer, había esperado
-formándose lentamente en el cielo,
en el centro de un silencio que no podemos concebir-
su tiempo de brillar, de desplegarse. ¿Cómo soportarías
vivir con semejante peso sin ansiar la descarga,
aunque en ese rapto destroces la tierra,
las casas, las vidas que se sostienen, apacibles,
en el trabajo de mantener el mundo a salvo,
durante largas estaciones en las que el tiempo se divide
entre los meses de siembra y los de zafra? Pido por esa fuerza
que resiste la catástrofe y rehace lo que fue lastimado todas las veces
que sea necesario, y también por el daño que no puede evitarse,
porque lo que nos damos los unos a los otros,
aun el terror o la tristeza,
viene del mismo deseo: curar y ser curados.
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11 comentarios:
hacerlo impactar
sobre aquel que se acerque demasiado. Somos
inocentes ante esto, como es inocente una helada
cuando devasta la cosecha
No, no y no. No me gusta en absoluto. Esto es de débiles y cobardes. La grandeza del que sufre es no irradiar ni transmitir ese sufrimiento. Comérselo si hace falta él solito y no joder al prójimo.
Cero patatero para el poema y para su autora.
Hola Emilia,
Despues de una larga temporada en dique seco, he empezado un nuevo proyecto de blog de ciencia, con unos colegas
http://vidauniversoydemas.wordpress.com/
Agradecemos la difusion que puedas darle
Un abrazo
Lleva razón el "Anónimo" de arriba: qué mala leche tiene Claudia Masín...; o finge que la tienen al componer este poema, en el que parece proponer que no se corte el damnificado de la suerte, que dé patadas de despecho a todo aquello que se mueva en torno suyo: tuerto yo, a sacarles los ojos a los renacuajos de la fuente. Fichas de dominó que caen en cascada circular; carrusel de espinillas contundidas; traseros de problemático acomodo; hematomas de ingle inocente pero desprevenida... Porque -a lo peor- la dejó un marino, así quisiera verse rodeada de traumatizados esta heladora que nos hiela el alma.
Hola, por casualidad he llegado a este blog donde publican este poema mío, que se llama "la helada" (no "como una helada"). Como ustedes saben, las interpretaciones de un poema son muchas, tantas como lectores existen. Sólo quiero aclarar que las interpretaciones que con asombro veo que se han hecho aquí, y el enojo subsiguiente conmigo como autora, no tienen nada que ver con el espíritu del poema, que precisamente cierra hablando de la necesidad de "curar y ser curados", es decir de no infligir a otros el daño que se nos ha infligido. Me da un poco de risa la animosidad con que han comentado el poema, espero que al leer esto estén un poquito menos enojados, y con más calidez en el alma. Abrazo.
Pues mi señora doña Claudia Masín, este lerdo se ratifica en lo dicho: tal parece que su merced disculpa y ve natural que quien ha sido tocado por la desgracia descargue su desdicha sobre el primero que caiga dentro de su halo de infortunio. Ello se deduce de cuando dice "quien fue dañado lleva consigo ese daño,como si su tarea fuera propagarlo, hacerlo impactar sobre aquel que se acerque demasiado", lo que no deja de ser algo egoísta y de muy mal recibo social: digo que a nadie agradan esas personas que nos cuentan sus cuitas nada más topar con ellas en el supermercado o en la cola del subsidio del paro. Más bien creo que lo natural en un desdichado con arrestos es procurar que no se expanda su desdicha en mancha de aceite, de modo que sus seres queridos, sus amigos y amantes no se aflijan por lo mismo. Esa sí que es -en opinión mía- una manera considerada e inteligente de comportarse: no dar la paliza jeremiaca al prójimo sin más.
"¿Cómo soportarías vivir con semejante peso sin ansiar la descarga, aunque en ese rapto destroces la tierra,las casas, las vidas que se sostienen...?" Pues aguantándose, mijita, que ese temple y esa abnegación bien merecerían otro poema.
Dicho lo anterior, le aseguro Miss Claudia, que quien esto escribe lo hace la mar de divertido y en modo alguno le reconcome la indignación al leer el -por otra parte- bello poema suyo. Porque también se pergeñan hermosas palabras dedicadas a defectos y a debilidades del carácter, como viene a ser este de los que dan la lata a los demás con sus penas y quebrantos, sin reparar en la pesadumbre que dejan en quienes los escuchan.
Le beso las palmas de las manos, Claudia,..., que espero no hallar heladas.
Querido, le agradezco la diversión que me ha dado usted a mí con su interpretación del poema. Repito: hay tantas interpretaciones como lectores existen. Lo que sí le puedo asegurar, como autora del poema, es que el texto habla del deseo y la necesidad de curar y ser curados, como ya le dije, es decir, de abandonar esa tendencia de la que habla el poema, de dañar a otros por haber sido dañado antes. No se enoje, a veces se puede disentir sobre el significado de un poema. Pero es bueno tener claro que nadie, en estas lides, tiene la verdad. Un poema es tal por ser, precisamente, no unívoco en su significación, sino capaz de generar múltiples sentidos. Pero por si le interesa, le repito cuál es, como autora del poema, la idea que le dio origen. Un abrazo y no se enoje con la poesía, y menos con los poetas, a menos que los conozca y se lo merezcan. :)
Y ya para cerrar, cuento una cosa: el poema surge a partir de la idea budista de que "ek veneno ya contiene la propia medicina", y que la iluminación consiste en hacer del veneno medicina. Bueno, de todos modos, los poemas no deben ser explicados: se sienten o no se sienten, gustan o no gustan. Ah, y la vida personal de un autor o autora no tiene relación directa y lineal con su creación literaria. Digo, por las referencias estrambóticas a mi vida personal. Un abrazo a los que hacen el blog y gracias por el interés en mi poesía.
Maravillosos poema el de Claudia Masin! qué pena que esos comentadores apresurados por descargar su ira frende a la conmosión que les ha provocado, no sigan su propio consejo de "aguantarse" (ni hablar de hacer algo con eso, no?) y hayan decidido mostrar su tan superficial acercamiento a este poema de alto vuelo. Mis respetos Claudia, un abrazo cariñoso. La China
Sin duda, Claudia, las referencias estrambóticas a tu vida personal serán las que hice en alusión a un hipotético abandono de la poetisa por parte de un marino (quizá de la pérfida Albión; quizá tras la escaramuza de las Malvinas...). Este detalle debiera bastarte -ahora soy yo el que reclama comprensión- para entender cuánto había de sainete, de simple divertimento en lo que escribía servidor de usted, a quien empezaría apreocupar que se le tomara en serio unas de sus (muchas) fintas satíricas.
Claudia no me conoce, pero hace algún tiempo, en este mismo blog, me divertía haciendo mandados de esta laya, en los que la burla y la sátira eran el leit motiv. Supongo que me haría insoportable algunas veces, pero lo cierto es que a mí me divertían -y me divierten- estos juegos que supongo inofensivos.
Pero, por favor, no se me tome demasiado en serio ni se pierda de vista la condición del mensajero.
Pasa que uno, a veces, hace que no entiende del todo el sentido de las cosas, porque de ese modo cree que descubre el flanco vulnerable del discurso ajeno: meras ganas de enredar. Pero no es menos cierto que la cortesía del poeta es...la claridad. Porque existe una poesía críptica (no es tu caso), enclaustrada y solipsista, que queda en mero artificio semántico, en un manierismo que no logra inspirar imágenes en la mente del atribulado lector...
Pero dices verdad: no es necesario "comprender" sino sentir. Y siente quien es sensible, of course. Y eso no está al alcance de cualquier colgado.
Y dices otra verdad que yo suelo sacar a colación: no se ha de confundir la personalidad y los sentimientos del escritor con lo que cuenta en sus obras. A veces, la escritura es un acto catártico, banderín de enganche de ilusiones que atemperen tanta frustración, tanto desastre íntimo... La Bestia puede, pues, llegar a ser la Bella y Simonetta Vespucci una hidra.
Pero por favor, Claudia, no pienses ni por un momento que me he irritado (?) con tu poema, cosa que sería solemne majadería de mi parte. Ya te he dicho: lo encuentro bello.
Otro abrazo para ti.
¿Cómo saber
si un árbol está muerto
o sólo duerme?
(RAFAEL BALDAYA)
Inmenso poema... y agrego los poemas no son morales... son... rayos de lucidez a veces como en este caso
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