miércoles, 15 de enero de 2014
Hablamos el silencio (por Andrés Trapiello)
Se podría argüir otros mil años
en contra o a favor sobre si el mundo
está bien hecho o no, pero yo quiero
decir aquí otra cosa: por lo mismo
que en las grandes ciudades es difícil
hallar un solo justo, aquí, a unos metros,
en el viejo laurel, un ruiseñor,
poco más que una nuez,
lanzó su canto melodioso al aire
sin el menor esfuerzo y sin temor
a que caudal tan alto le rompiera
su pequeño pulmón.
Todo quedó encantado.
Que los golpes funéreos de la azada
no le asustaran, tuvo un no sé qué
de santo y prodigioso y de candor.
Después de unos minutos, y aunque no lo veía,
tan escondido estaba, pregunté
sin levantar la voz
qué quería decirme.
Dejó por un momento su canción
y pudimos oír los pensamientos
como el huso sutil del tejedor.
Hablamos el silencio, nuestra lengua,
pues él no sabe azada y yo no ruiseñor,
y nos contamos cosas
que han de quedar entre él y yo.
Y si ahora me dijeran, en la cena,
que han pasado diez siglos
desde que esta mañana salió el sol,
lo daría por bueno, sin importarme mucho
si el mundo está bien hecho o no.
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6 comentarios:
Es curioso que, cuando Trapiello publicó este poema, un comentarista le advirtió sobre una supuesta errata, al entender que, en lugar de "el silencio", debía ser "en silencio". Y Trapiello le contestó que no había errata alguna. Desde luego "hablar el silencio" (esa hermosa lengua) es lo que le va al poema.
Buenisimo. Qué nivel, Maribel.
Después de todo,
la maniquí no sabe
que es libertina.
(BENEDETTI)
En la “selección natural reproductiva” los mamíferos se comportan a lo bruto (luchas feroces entre machos para decidir el más fuerte de la manada: el que se aparea con las hembras).
Pues bien: Frente a la fuerza bruta de los mamíferos, las aves han desarrollado un sistema mucho más sofisticado y artístico, consistente en competir por la belleza.
De ahí el canto de los pájaros, su maravilloso colorido, sus adornos, colas, moños, crestas…
Mientras que entre los mamíferos los machos pugnan cuerpo a cuerpo o se embisten a cornada limpia, los pájaros –en cambio- rivalizan en el terreno estético y artístico (cromatismo, música, canto, trino, imitación de sonidos, estilismo, embellecimiento personal…).
Está claro que los mamíferos (entre quienes nos contamos) tienen mucho que aprender de las aves.
Toda verdad científica es provisional.
Manos que no dais: ¿qué es lo que esperáis?
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