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jueves, 22 de enero de 2015

Y se arman nudos (por Germán Gallo)


cuando lucía agarra las agujas
teje fantasmas

un punto acá en el blanco
y otro
acá
haciendo espacio

acá está ese que dijo que no
y acá el miedo
punto
no estoy linda
punto basta

a veces me miro
y quiero estar hecha de otro cuerpo punto

es en el tren volviendo de la facultad
y la bufanda en sus manos parece un par de alas
verde las alas y no hay punto que no hable
de lo que todavía está vacío

acá viene mamá diciendo vos vas a ser alguien
y mamá diciendo yo confío en vos
y mamá, llorando un día sin saber por qué
vos no te preocupes, querida, y seguí que sos distinta
punto y aprendiendo a tejer
siempre fantasmas
qué tejía mamá, se pregunta lucía
qué fantasmas, dónde estaba yo cuando ponía un punto

acá está ella y padre y el campo
y las mariposas que se parecen a esta bufanda
punto y él
que un día me dijo te quiero para siempre y se fue
y no va a volver y yo estoy sola y
punto
por qué se va por qué lo llevan punto

mamá las armas padre las horas el piso sucio en el tren
punto
lucía yo mi nombre mis manos

a veces se forman círculos en la tela y se arman nudos
y lucía piensa
los fantasmas se están quejando otra vez
tengo que desarmar
y volver a tejer

4 comentarios:

tERESA pANZA dijo...


Clases de vino no hay más que dos: el que está bueno y el que está mejor.

hAiKu dijo...

Somos tubitos.
Gusanos somos con
brazos y piernas.

(RAFAEL BALDAYA)

Fuego de palabras dijo...

Carbonizados,
algunos morirán consumidos de fuego,
cegados por las algas de la noche;
otros verán en la profundidad del mar;
los elegidos, ceniza numerada,
arderán para siempre
porque el amor borró sus nombres;
tú y yo que hemos sido agua,
viento y fuego enamorado
seremos un olvido.
Solo uno.

(HILARIO BARRERO)

cajón desastre dijo...


Cuando Dios le entrega a alguien un don, también le da un látigo; y el látigo es sólo para autoflagelarse. Al principio fue muy divertido. Dejó de serlo cuando averigüé la diferencia entre escribir bien y mal. Y luego hice otro descubrimiento más alarmante todavía: la diferencia entre escribir bien y el arte verdadero es sutil, pero brutal.

(CAPOTE)