Sentarse con la espalda
apoyada en el muro.
Asumir los ciegos caminos,
las paredes altísimas,
la curva afilada de todos los rincones.
Respirar las dudas,
reflexionar las muertes.
Mirar hacia lo alto:
todos los laberintos tienen cielo,
e incluso algunos tienen terrazas
desde donde puede verse un trozo de mar.
7 comentarios:
Los cabos sueltos:
cuando cerrabas uno,
otro se abría.
(RAFAEL BALDAYA)
Nunca he conocido a alguien tan ignorante de quien no pudiera aprender algo.
(BUDA)
Afronteriza,
flores serbias y bosnias
liba la abeja.
(CUQUI COVALEDA)
De todo laberinto se sale por arriba.
Vieja madera para arder, viejo vino para beber, viejos amigos para confiar, viejos libros para leer.
Ni siquiera Dios -ningún Dios- ha logrado caerle bien a todo el mundo.
Desde que perdí el encanto
de mi primera pasión,
por no morirme de espanto
no he entrado en mi corazón.
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