Me asomo a la lengua extranjera como a un reino.
Tesón de palabras
que son valles, esteros, montañas.
A veces se entrelazan y escucho una voz.
Y devociones que permanecían ocultas
se acercan a mi mesa como guardianes altos.
Conversan animosas, intercambian miradas,
las oigo respirar como catedrales
por cuyas naves espaciosas voy.
Entonces, se abre una puerta y la atravieso.
Y detrás hay un palacio con su jardín enorme
y un lago transparente en el que me zambullo y nado.
2 comentarios:
Nadie puede entender que aquello que más le gusta en el mundo deje indiferentes a otros.
Ya no son nunca
mi patio, mi colegio,
y lo son siempre.
(RAFAEL BALDAYA)
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