Hoy me ha mirado un perro como preguntándose por mí. Era un perro negro, grande, ya un poco viejo, sin otra nobleza que la edad. Un perro de alguien, sin duda, un perro de otro, que repentinamente se ha interesado por mi persona. Quizá es el perro de un amigo y eso basta para que él me considere continuación difusa e interesante de su amo.
Qué dulce curiosidad en la mirada del perro, qué añosa gravedad, qué dignidad de persona que no tienen las personas. Nunca otro humano nos mira así. Entre los hombres sólo nos cruzamos miradas furtivas, o de momentánea alegría, miradas de superficie, más o menos mentidas. Miradas inquisitivas.
Al perro, en cambio, se ve que le interesa todo de mí. Me mira a los ojos largo tiempo y espera que yo le corresponda con una mirada igualmente honesta, honrada, profunda, interesada, curiosa, digna.
Con una mirada perruna.
No hay entre las especies, y menos en la humana, un ser capaz de mirar así, con tan respetable interrogación, con ese brillo de posible amistad que hay al fondo de sus ojos negros. Quizá piensa el perro si soy digno de él, de su cariño o de una relación de hombre a hombre, de perro a perro. Me ha conmovido la mirada del perro, su distante y profunda observación. Ahora comprendo que nadie me había mirado así jamás, y estoy al final de mi vida, como él, quizá, de la suya. Del fondo vil del hombre jamás puede nacer una mirada semejante.
Hace falta mucha humanidad dentro para mirar como un perro.
6 comentarios:
En cada mente
un trastero, un desván,
una buhardilla.
(RAFAEL BALDAYA)
Ja ja... Había leído EN CADA MENTE UN TRASERO, en vez de un TRASTERO...!!!!
La teoría evolutiva de Lamark era más simple, más fácil de explicar, más elegante y más intuitiva que la de Darwin. Lo tenía todo a favor, salvo que no era verdad.
(DAWKINS)
La primera regla del escritor: Ve al grano. En todo momento: al grano, ¡ AL GRANO !
Reseñar libros malos no es sólo una pérdida de tiempo; también hace daño al espíritu. Si un libro me parece realmente malo, lo único que puede motivarme a escribir sobre él es desplegar mi inteligencia, mi ingenio y mi malicia. Es imposible que alguien reseñe un mal libro sin jactancia.
(W. H. AUDEN)
Truena y mis hijos están en su otra casa.
Primero un trueno lejos,
después uno más cerca,
un trueno finalmente atronador
que retumba en cada cuarto vacío
y en este único cuarto iluminado
donde trabajo a medianoche.
Truena y no tengo a quién calmar
lo que por un segundo se parece
a no tener quien me calme. Pero no.
Una madre se recompone pronto
aunque los hijos estén en su otra casa.
(LAURA WITTNER)
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