martes, 12 de enero de 2010
Danza de noche (por Sylvia Plath)
Una sonrisa tuya cae en la hierba
y se pierde para siempre.
¿Y dónde se extraviarán
tus danzas nocturnas? ¿En las matemáticas?
Saltos y espirales tan puros
sin duda recorren
eternamente el mundo, y no me quedaré
despojada de belleza: el don
de tu pequeña vida, tu olor
a pasto mojado cuando duermes, azucenas, azucenas
que no pueden compararse con tu carne.
La cala, los fríos pliegues de su ego,
y el lirio, embelleciéndose a sí mismo
-manchas, y un despliegue de pétalos ardientes-.
Los cometas
tienen que atravesar tanto espacio,
tanta frialdad, tanto olvido.
Así se desvanecen sus gestos
cálidos y humanos, y luego su luz rosada
sangrando y desollándose
a través de las amnesias negras del cielo.
Por qué me son otorgadas
estas lámparas, estos planetas
que caen como bendiciones, como copos de nieve
hexagonales, blancos
sobre mis ojos, mis labios, mis cabellos
rozándome y fundiéndose
en ninguna parte.
y se pierde para siempre.
¿Y dónde se extraviarán
tus danzas nocturnas? ¿En las matemáticas?
Saltos y espirales tan puros
sin duda recorren
eternamente el mundo, y no me quedaré
despojada de belleza: el don
de tu pequeña vida, tu olor
a pasto mojado cuando duermes, azucenas, azucenas
que no pueden compararse con tu carne.
La cala, los fríos pliegues de su ego,
y el lirio, embelleciéndose a sí mismo
-manchas, y un despliegue de pétalos ardientes-.
Los cometas
tienen que atravesar tanto espacio,
tanta frialdad, tanto olvido.
Así se desvanecen sus gestos
cálidos y humanos, y luego su luz rosada
sangrando y desollándose
a través de las amnesias negras del cielo.
Por qué me son otorgadas
estas lámparas, estos planetas
que caen como bendiciones, como copos de nieve
hexagonales, blancos
sobre mis ojos, mis labios, mis cabellos
rozándome y fundiéndose
en ninguna parte.
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5 comentarios:
Es tu querer como el viento,
pero el mío es como la piedra,
que no tiene movimiento.
Perdonamos tanto como amamos.
El Mesías no vendrá sino cuando ya no sea necesario. No vendrá sino un día después de su llegada. No vendrá el último día, sino al final de todo.
(KAFKA)
Bajo tus alas
hay un bosque profundo
que no conoces.
(DE CUENCA)
Las instituciones pasan por tres períodos: el del servicio, el de los privilegios y el del abuso.
(CHATEAUBRIAND)
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