lunes, 18 de enero de 2010
Te invito a un largo viaje (por Paz Díez)
Acompáñame, ven. Por el camino
encontraremos perros y cristales,
semáforos en rojo y cerradas las verjas
de los jardines secos donde la arena ahoga
los linderos bordados de flores humilladas.
Pero no importa. Ven. Encontraremos
rostros adustos, dientes como garras,
violentos gestos y feroces gritos...
Con manotazos bruscos tratarán de alcanzarnos.
Pero, juntos, tú y yo seguiremos la ruta,
sonrosada y alegre, que no marcan los mapas
sobre el gris del asfalto. A cada instante
nos propondrá el deseo un alto vuelo.
Acompáñame, ven. Te invito a un largo viaje
contra el viento, sin coche ni maletas.
Dejaremos atrás placeres preceptivos
y a tanto triunfador con las cartas marcadas.
Buscaremos el norte. Buscaremos un alto
bosque frondoso y el rumor marino.
Y, cercana la hora del silencio,
cuando el sol se derrama como un ámbar
y encierra en su cristal rocas y espumas,
brindaremos, alegres, con la mirada absorta
ante la inmensidad del mar y del olvido.
encontraremos perros y cristales,
semáforos en rojo y cerradas las verjas
de los jardines secos donde la arena ahoga
los linderos bordados de flores humilladas.
Pero no importa. Ven. Encontraremos
rostros adustos, dientes como garras,
violentos gestos y feroces gritos...
Con manotazos bruscos tratarán de alcanzarnos.
Pero, juntos, tú y yo seguiremos la ruta,
sonrosada y alegre, que no marcan los mapas
sobre el gris del asfalto. A cada instante
nos propondrá el deseo un alto vuelo.
Acompáñame, ven. Te invito a un largo viaje
contra el viento, sin coche ni maletas.
Dejaremos atrás placeres preceptivos
y a tanto triunfador con las cartas marcadas.
Buscaremos el norte. Buscaremos un alto
bosque frondoso y el rumor marino.
Y, cercana la hora del silencio,
cuando el sol se derrama como un ámbar
y encierra en su cristal rocas y espumas,
brindaremos, alegres, con la mirada absorta
ante la inmensidad del mar y del olvido.
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8 comentarios:
Un viaje de dos y entre dos, pese a todos los contratiempos (o precisamente a través de los contratiempos), puede llegar a ser llevadero, e incluso feliz. Pero hay que esforzarse cada día para que lo sea.
No hay ningún disfraz que oculte mucho tiempo el amor allí donde está, ni que lo finja allí donde está ausente.
(LA ROCHEFOUCAULD)
Dios conserve a mi patrón por miedo de otro peor.
Con indolencia
y sin dolerme prendas
causé dolor.
(RAFAEL BALDAYA)
Para mala salud, más vale buen ataúd.
Lo poco agrada. Lo mucho enfada.
¿Por qué me he hecho fotógrafo? Porque me faltaban palabras.
(VIKTOR LATUN)
La constante, monótona e intempestiva repetición de los Evangelios, ha desvirtuado para nosotros su romántico encanto, su lozanía, su ingenuidad, su sencillez.
(OSCAR WILDE)
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