martes, 13 de julio de 2010
Vamos con paso lento hacia las sombras (por Juan Martínez)
Más lejanos de las estrellas
y más cercanos del ojo,
vamos con paso lento hacia las sombras,
un constante caldero de esencias impuras reverbera al oído;
el aleteo sombrío de lo inmortal
aturde los anhelos,
pero los polvos eternos se rescatan del canto entre la bruma
y la distancia que surgen bajo el sueño;
después el pájaro suelta un canto
sobre un hacinamiento de palabras,
y la esperanza surge
como una flor profética
renovando el aroma salobre de la tierra.
He aquí el momento amargo entre el nacer
y el morir, entre medir el tiempo antiguo
y calcular el futuro
en la velocidad de las inmensidades cósmicas,
y con la resultante procrear la hiel
a la silvestre rosa,
con su simiente
de consabida devoción.
y más cercanos del ojo,
vamos con paso lento hacia las sombras,
un constante caldero de esencias impuras reverbera al oído;
el aleteo sombrío de lo inmortal
aturde los anhelos,
pero los polvos eternos se rescatan del canto entre la bruma
y la distancia que surgen bajo el sueño;
después el pájaro suelta un canto
sobre un hacinamiento de palabras,
y la esperanza surge
como una flor profética
renovando el aroma salobre de la tierra.
He aquí el momento amargo entre el nacer
y el morir, entre medir el tiempo antiguo
y calcular el futuro
en la velocidad de las inmensidades cósmicas,
y con la resultante procrear la hiel
a la silvestre rosa,
con su simiente
de consabida devoción.
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8 comentarios:
Hay dos palabras que te abrirán muchas puertas: "tire" y "empuje".
No abras tienda a menos que te guste sonreír.
(proverbio chino)
Poco a poco, hila la vieja el copo.
No sólo el ave.
Del paraíso habla
todo animal.
La vida es un mal asunto
porque a lo mejor te acuestas
y te levantas difunto.
Nada falta en el funeral del rico, salvo alguien que sienta su muerte.
(proverbio chino)
Lo que las leyes no prohíben, puede prohibirlo la honestidad.
(SÉNECA)
cuando una mañana gregor samsa
despabiló de sueños inquietantes
se encontró transformado en un monstruoso
parásito estaba recostado
sobre el caparazón duro de espaldas
y al levantar un poco la cabeza
veía su barriga curva parda
dividida en arqueadas rigideces
a cuya altura el edredón apenas
se mantenía sin caerse entero
sus varias patas tristemente flacas
en relación al resto del volumen
parpadeaban inermes a sus ojos
qué me pasó pensaba no era un sueño
(ENRIQUE WINTER)
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