domingo, 19 de septiembre de 2010
Pero ya qué he de ser (por Eunice Odio)
Yo quisiera ser niña
para acoplar las nubes a distancia
(claudicadoras altas de la forma),
Para ir a la alegría por lo pequeño
y preguntar,
como quien no lo sabe,
el color de las hojas
¿Cómo era?
Para ignorar lo verde,
el verde mar,
La respuesta salobre del ocaso en retirada,
el tímido gotear de los luceros
en el muro vecino.
Ser niña
que cayera de pronto
dentro de un tren con ángeles,
que llegaban así, de vacaciones
a correr un poquito por las uvas,
o por nocturnos
fugados de otras noches
de geometrías más altas.
Pero ya, ¿qué he de ser?
Si me han nacido estos ojos tan grandes,
y esos rubios quereres de soslayo.
Cómo voy a ser ya
esa que quiero yo
niña de verdes,
niña vencida de contemplaciones,
cayendo de sí misma sonrosada,
… si me dolió muchísimo decir
para alcanzar de nuevo la palabra
que se iba,
escapada saeta de mi carne,
y me ha dolido mucho amar a trechos
impenitente y sola,
y hablar de cosas inacabadas,
tinas, cosas de niños,
de candor disimulado,
o de simples abejas,
enyugadas a rosarios tristes.
O estar llena de esos repentes
que me cambian el mundo a gran distancia.
Cómo voy a ser ya
niña en tumulto,
forma mudable y pura,
o simplemente, niña a la ligera,
divergente en colores
y apta para el adiós
a toda hora.
para acoplar las nubes a distancia
(claudicadoras altas de la forma),
Para ir a la alegría por lo pequeño
y preguntar,
como quien no lo sabe,
el color de las hojas
¿Cómo era?
Para ignorar lo verde,
el verde mar,
La respuesta salobre del ocaso en retirada,
el tímido gotear de los luceros
en el muro vecino.
Ser niña
que cayera de pronto
dentro de un tren con ángeles,
que llegaban así, de vacaciones
a correr un poquito por las uvas,
o por nocturnos
fugados de otras noches
de geometrías más altas.
Pero ya, ¿qué he de ser?
Si me han nacido estos ojos tan grandes,
y esos rubios quereres de soslayo.
Cómo voy a ser ya
esa que quiero yo
niña de verdes,
niña vencida de contemplaciones,
cayendo de sí misma sonrosada,
… si me dolió muchísimo decir
para alcanzar de nuevo la palabra
que se iba,
escapada saeta de mi carne,
y me ha dolido mucho amar a trechos
impenitente y sola,
y hablar de cosas inacabadas,
tinas, cosas de niños,
de candor disimulado,
o de simples abejas,
enyugadas a rosarios tristes.
O estar llena de esos repentes
que me cambian el mundo a gran distancia.
Cómo voy a ser ya
niña en tumulto,
forma mudable y pura,
o simplemente, niña a la ligera,
divergente en colores
y apta para el adiós
a toda hora.
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9 comentarios:
Quien no añade nada a sus conocimientos, los disminuye.
En medio de una gran alegría, no hagas promesas. O te arrepentirás.
En medio de un gran enojo, no hagas reproches. O también te arrepentirás.
Andaré llorando
por tierras extrañas,
mi cuerpo rasgando
hasta las entrañas,
a todos mostrando
mis cuitas tamañas
y cómo me dañas.
Machado escribe
"Las moscas". Así pues,
de algo sirvieron.
(CUQUI COVALEDA)
De equivocarte eres víctima. De no rectificar, eres culpable.
Somos una contracción de contradicciones.
Dios me perdonará. Es su trabajo.
(HEINE)
Yo no sé qué tienen, madre,
las flores del camposanto,
que cuando las mueve el viento
parece que están llorando.
Nada envejece tan pronto como lo ultramoderno y las vanguardias.
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