miércoles, 17 de noviembre de 2010
Como una sacudida que deshace (por José Mateos)
Dicen que en la oquedad de algunos pozos,
entre sus grietas, donde crece el musgo,
hace su nido a veces algún pájaro
y entona desde allí su canto incierto.
Dudas y cantas: ésa es tu creencia.
Salvar un poco de ese instante único
que llega a ti como un deslumbramiento,
como una sacudida que deshace
y diluye fronteras, cotos, límites...
Porque también el tiempo, cuando quiere
y se detiene en medio de dos cifras,
es un peso que eleva, es como un bálsamo
que alivia el daño de vivir sin rumbo,
de estar perdido en donde nada es nada
y todo cambia de sustancia y forma.
Vive y alégrate. Muerde la fruta
que es ser y respirar hoy todavía
aunque, al comerla, su sabor amargue.
Entra sin miedo hasta un lugar más hondo:
no hay caminos que salgan de este bosque.
Vuela a tu lado el cuervo y sientes frío.
Tus manos palpan una puerta, un muro.
Se oye a lo lejos un rumor de agua.
Te cercan voces, pasos de otra vida.
Y tu casa está aquí: en esta niebla.
entre sus grietas, donde crece el musgo,
hace su nido a veces algún pájaro
y entona desde allí su canto incierto.
Dudas y cantas: ésa es tu creencia.
Salvar un poco de ese instante único
que llega a ti como un deslumbramiento,
como una sacudida que deshace
y diluye fronteras, cotos, límites...
Porque también el tiempo, cuando quiere
y se detiene en medio de dos cifras,
es un peso que eleva, es como un bálsamo
que alivia el daño de vivir sin rumbo,
de estar perdido en donde nada es nada
y todo cambia de sustancia y forma.
Vive y alégrate. Muerde la fruta
que es ser y respirar hoy todavía
aunque, al comerla, su sabor amargue.
Entra sin miedo hasta un lugar más hondo:
no hay caminos que salgan de este bosque.
Vuela a tu lado el cuervo y sientes frío.
Tus manos palpan una puerta, un muro.
Se oye a lo lejos un rumor de agua.
Te cercan voces, pasos de otra vida.
Y tu casa está aquí: en esta niebla.
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13 comentarios:
Mola.
Hola, F., echábamos de menos tus visitas. Curiosa palabra esa, "mola". Ya nos hemos acostumbrado a ella, pero recuerdo la primera vez que la oí. Como "guay" o "sobar" (por dormir). Un saludo.
EMILIA ALARCÓN
No os olvido, Emilia.
Abrazo.
Me ha encantado este poema y esta página que he encontrado por casualidad. El poema de qué libro es? Cuánta sabiduría.
Gracias, Anónimo. El libro de José Mateos se titula "La niebla" (editorial Pre-Textos, Valencia, 2003).
Maldito sea el dinero,
que con él se compra tó,
y un cariño verdadero
ante el oro se rindió.
Una vez se engaña al prudente, dos al inocente, pero sólo a los necios se engaña veinte.
Necio letrado, necio doblado.
En toda esquina,
en cada cruce o plaza,
un ¿cuál elijo?
(RAFAEL BALDAYA)
El tiempo acaba siempre borrando las heridas. El tiempo es una lluvia paciente y amarilla que apaga poco a poco los fuegos más violentos. Pero hay hogueras que arden bajo la tierra, grietas de la memoria tan secas y profundas que ni siquiera el diluvio de la muerte bastaría tal vez para borrarlas.
(JULIO LLAMAZARES)
El papel donde
anoche escribí en sueños
hoy está en blanco.
(RAFAEL BALDAYA)
Terminado el juego, el rey y el peón vuelven a la misma caja.
Si el punto en que te sumerges en un río es el presente, pensé, entonces el pasado es el agua que se ha adelantado, la que va hacia abajo y donde no hay nada para ti, mientras que el futuro es el agua que desciende de arriba , trayendo peligros y sorpresas. El pasado está río abajo; el futuro, río arriba... Sea lo que sea el destino, habita en las montañas que tenemos sobre la cabeza.
(COGNETTI)
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