jueves, 18 de noviembre de 2010
No acudiste a la cita (por José Ángel Valente)
De tu anegado corazón, me llega, como antes tu voz, el vaho oscuro de la muerte. Habítame con ella. Ni siquiera la muerte pueda de mí arrebatarme. La hora puntual. No acudiste a la cita. Ausente. Forma final de tu esperanza ciega: el vuelo roto de la tarde y la explosión al fin de tanta sombra.
Sobre la arena trazo con mis dedos una doble línea interminable como señal de la infinita duración de este sueño. Lentamente. Del otro lado. Yo apenas podía ahora oír tu voz.
En mis ojos se agolpa repentina la luz. Como si tú, de pronto, volvieras a la vida. Cuerpo de un desconocido. Levantamiento de tu cuerpo en el atardecer anónimo. Ya no quedaba en ti señal alguna que te hiciera nuestro.
Ni la palabra ni el silencio. Nada pudo servirme para que tú vivieras.
Me parecía ahora como si quedase en suspenso el amor. Y no era eso. Tan sólo tú no volverías nunca.
Paisaje sumergido. Entré en ti. En ti entréme lentamente. Entré con pie descalzo y no te hallé. Tú, sin embargo, estabas. No me viste. No teníamos ya señal con que decirnos nuestra mutua presencia. Transparencia absoluta de la proximidad.
Tarde final. Declina pálida la luz. Yo fluyo desde la herida abierta en mi costado hacia el endurecido río de tus venas.
Convergencia. La hoja cae sobre la hoja. La lluvia en la extensión total del llanto. Yo creí que sabía un nombre tuyo para hacerte venir. No sé o no lo encuentro. Soy yo quien está muerto y ha olvidado, me digo, tu secreto.
Un hombre lleva las cenizas de un muerto en su pequeño atadijo bajo el brazo. Llueve. No hay nadie. Anda como si pudiera llevar su paquete a algún destino.
Sobre la arena trazo con mis dedos una doble línea interminable como señal de la infinita duración de este sueño. Lentamente. Del otro lado. Yo apenas podía ahora oír tu voz.
En mis ojos se agolpa repentina la luz. Como si tú, de pronto, volvieras a la vida. Cuerpo de un desconocido. Levantamiento de tu cuerpo en el atardecer anónimo. Ya no quedaba en ti señal alguna que te hiciera nuestro.
Ni la palabra ni el silencio. Nada pudo servirme para que tú vivieras.
Me parecía ahora como si quedase en suspenso el amor. Y no era eso. Tan sólo tú no volverías nunca.
Paisaje sumergido. Entré en ti. En ti entréme lentamente. Entré con pie descalzo y no te hallé. Tú, sin embargo, estabas. No me viste. No teníamos ya señal con que decirnos nuestra mutua presencia. Transparencia absoluta de la proximidad.
Tarde final. Declina pálida la luz. Yo fluyo desde la herida abierta en mi costado hacia el endurecido río de tus venas.
Convergencia. La hoja cae sobre la hoja. La lluvia en la extensión total del llanto. Yo creí que sabía un nombre tuyo para hacerte venir. No sé o no lo encuentro. Soy yo quien está muerto y ha olvidado, me digo, tu secreto.
Un hombre lleva las cenizas de un muerto en su pequeño atadijo bajo el brazo. Llueve. No hay nadie. Anda como si pudiera llevar su paquete a algún destino.
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11 comentarios:
Hola, amigos.
Es bello esto que escribe Valente...
Pero, ¿cómo clasificarlo? ¿Poema, con versos de veintitantas sílabas? ¿Prosa poética?
Yo me inclino por lo segundo. Claro que soy inexperto en poesía. Creo que el voltaje poético no radica en la forma que adopta lo escrito.
A veces, observo en ciertos versos que terminan abruptamente en medio de una frase, que aparentan que ello es cosa fortuita, que el quiebro se hace allí como pudiera ocurrir en cualquier otra parte. Y al leerlos, falla el ritmo, la musicalidad...; y eso es importante. Como lo es elegir palabras hermosas y eufónicas; porque no se trata de contar cosas con eficacia, sino con belleza. Para lo otro ya está el periodismo y la didáctica: no se diga "freudianamente", por favor y por ejemplo...
Este poema de Valente tiene el mérito de concluir los versos (o las líneas)con armonía (mola, Emilia), para conformar estrofas (párrafos)espléndidos.
Son divagaciones de un lego. Que conste.
Un abrazo.
Pues sí, F. Yo tampoco tengo muy claro que es poesía y qué no lo es. En muchos textos en prosa encuentro poesía, aunque no esté distribuida en versos y estrofas.
En realidad yo creo que la poesía consiste en llevar el lenguaje al límite de sus posibilidades, hasta conseguir decir con palabras aquello que generalmente no puede decirse con palabras. Por eso la buena poesía no nos enseña nada, simplemente nos hace reconocernos en ese texto (¡Anda, pero si esto ya lo había sentido yo...). Se trata, de algún modo, de romper la barrera del lenguaje.
Claro que, para mucha gente, la poesía es también ritmo y musicalidad verbal.
Bien, es otro enfoque, que tal vez puede complementario. Pero debe entenderse que, claramente, en este último aspecto la poesía es intraducible porque, si bien según el principio de "efabilidad" todo lo que puede decirse en un idioma se puede decir en otro (en estrecha conexión con el principio de "traductibilidad": todo texto es convertible a otro idioma), es obvio que el ritmo o musicalidad de una frase se desvanece al traducirla. Los ingleses -por citar una canción de los Beatles- dicen "All you need is love" (cinco sílabas) y nosotros "Todo lo que necesitas es amor" (once sílabas).
Bueno, todo esto es bastante complicado. Claro que -al final- el rasero, la medida es simplemente: ¿esto me gusta o no me gusta?
No entiendo bien el título del post... no se si consideras que es el título de la obra de Valente que engloba los poemas que después transcribes...
Sea como fuere los poema pertenecen al libro «No amanece el cantor», concretamente a la segunda parte del mismo: «Paisaje con pájaros amarillos».
Hay transcripciones erróneas y poemas unidos unos a otros sin ningún sentido ni lógica... No es pues una transcripción respetuosa, más bien creo que es fruto de un descuidado corta y pega...
El primero y segundo poemas del libro del autor están unidos como si de uno se tratase, y a su vez el primer poema está mal transcrito:
«De tu anegado corazón me llega, como antes tu voz, el vaho oscuro de la muerte. Habítame con ella. Ni siquiera la muerte pueda de mí jamás arrebatarte.»
Así termina el primero y su transcripción correcta.
El tercero y el cuarto poema del libro están también unidos en uno solo.
Así mismo el quinto y el sexto poema del texto original
Igual el undécimo y el duodécimo.
El décimo tercero está incompleto, le falta prácticamente la mitad.
En fin, creo sinceramente que no debería ser así. Repasad el texto original y cambiadlo, chicos, por respeto a la creación de Valente.
Con este poeta habéis tocado mi fibra sensible, no podía dejar de hacer este comentario, perdónadme...
Un saludo.
Devuélveme mi amor para matarlo,
devuélveme el cariño que te di.
Tú no eres quien merece conservarlo,
tú ya no vales nada para mí.
Ninguna persona merece tus lágrimas, y quien las merezca no te hará llorar
(GARCÍA MÁRQUEZ)
Sabes mejor que nadie que me fallaste,
que lo que prometiste se te olvidó,
Sabes a ciencia cierta que me engañaste,
aunque nadie te amara igual que yo.
Dile al que te pregunte que no te quise,
dile que te engañaba, que fui lo peor.
Échame a mi la culpa de lo que pase,
cúbrete tu la espalda con mi dolor.
Lleno estoy de razones pa' despreciarte
y sin embargo quiero que seas feliz,
que allá en el otro mundo
en vez de infierno encuentres gloria,
y que una nube de tu memoria me borre a mi.
No conocía esa faceta tuya tan masoca, Cide. Pero te la tendrás merecido por tus quiebros de la palabra no mantenida.
Pues todo el mundo en Graná sabe que Cide Amete promete hasta que mete... Luego, es un despeñarse por el acantilado de los incumplimientos. Y quiera dios que no se quede alguna barriga protuberante y timpánica al borde del camino...
Dilecto amigo, ya gustaríame ser el protagonista de las coplas y cantares del folklore patrio, mas mi vida es prosaica y rayana en la tediosa monotonía, de la que me escapo ocasionalmente com estas incisiones de sangre poética. He dicho.
Qué vais a ser prosaico, buen Hamete...; me consta que movéis el celebro con asaz desparrame de caletre: si fuisteis capaz de encender la candela carcelaria del buen Manco y así inspiralle el Prodigio de los Siglos, por lo mismo os supongo capaz de -sin moveros de vuestro figón de arrieros de la Alpujarra- pedir recado de escribir al figonero y despacharos de una sentada con dos sonetos, una oda y el pergeño iniciático de un entremés con primor aderezado: vos viajaréis poco, mas otros que lo hagan ceerán un día que pisan el terrón que Cide holló; que dormirán en el camastro en que durmió; que...
Serán vuestras criaturas las que viajen, vos bastante habréis de hacer con pertrecharlas, con preveerlas de consejos adobados de buen juicio, que no todos vuestros parimientos han de ser de hijos aguerridos pero locos, que persiguen la rara especie de la decencia y del honor, fraternales franciscos entre lobos que no entienden de hermandades.
Dicho queda.
Aúlla tú también si estás rodeado de lobos.
(proverbio danés)
La civilización no ha suprimido la barbarie. Solamente la ha perfeccionado.
(VOLTAIRE)
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