lunes, 1 de noviembre de 2010
También yo me levanto (por Mª Ángeles Pérez López)
El mamut que conoce su extinción
se rasca y se despeina sin cuidado,
se lame los rasguños y sonríe
por si el día está lleno de alboroto,
e igual sale a buscar cada mañana
el musgo, el junco tierno y sensitivo
con que vencer al hambre o al glaciar.
Después duerme despacio sobre el suelo
y sueña con los hombres que dibujan
su lomo atravesado en una cueva.
Entonces siente miedo, se cobija
en un pliegue dorado por la tarde
y olvida cualquier sombra de dolor
al llegar la mañana, el apetito.
A ratos, omitido de la especie,
como uno más de entre los animales,
aguarda y se trastorna, se incomoda,
sonríe con cariño, tiene crías
y canta contra el miedo en las tormentas.
También yo me levanto, me persigno
y me abrocho la luz contra la boca
para salir al mundo y entenderlo
si mueren las violetas por el frío
y alguien queda tendido en la memoria
del llanto, su columna vertebral.
También yo me acomodo bajo el sol
y sueño con los hombres que dibujan
las lanzas para el lomo del mamut,
la herida de su sangre transparente
manchando las paredes de la cueva
como si yo sangrase junto a él
y al hombre muerto en la comisaría
sobre una piedra roja y encerada.
Pero después el día trae el deseo
y vienen la alegría y el antojo,
las hojas diminutas de coraje
y su apetencia hervíbora y feliz
para rumiar el tiempo y digerirlo.
se rasca y se despeina sin cuidado,
se lame los rasguños y sonríe
por si el día está lleno de alboroto,
e igual sale a buscar cada mañana
el musgo, el junco tierno y sensitivo
con que vencer al hambre o al glaciar.
Después duerme despacio sobre el suelo
y sueña con los hombres que dibujan
su lomo atravesado en una cueva.
Entonces siente miedo, se cobija
en un pliegue dorado por la tarde
y olvida cualquier sombra de dolor
al llegar la mañana, el apetito.
A ratos, omitido de la especie,
como uno más de entre los animales,
aguarda y se trastorna, se incomoda,
sonríe con cariño, tiene crías
y canta contra el miedo en las tormentas.
También yo me levanto, me persigno
y me abrocho la luz contra la boca
para salir al mundo y entenderlo
si mueren las violetas por el frío
y alguien queda tendido en la memoria
del llanto, su columna vertebral.
También yo me acomodo bajo el sol
y sueño con los hombres que dibujan
las lanzas para el lomo del mamut,
la herida de su sangre transparente
manchando las paredes de la cueva
como si yo sangrase junto a él
y al hombre muerto en la comisaría
sobre una piedra roja y encerada.
Pero después el día trae el deseo
y vienen la alegría y el antojo,
las hojas diminutas de coraje
y su apetencia hervíbora y feliz
para rumiar el tiempo y digerirlo.
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7 comentarios:
Sin gustarme mucho la poesía, estuve más de 1 hora recorriendo con el dado los poemas del blog y tengo que felicitaros. Así sí gusta. No paréis, eh?
Agua corriente no mata a la gente; agua estancada, agua envenenada.
Cantar que del alma sale
es pájaro que no muere,
que vuela de boca en boca
y sigue volando siempre.
Algo que vibra.
algo noble que emana
la vil materia.
(RAFAEL BALDAYA)
Algo que vibra.
Algo noble que emana
la vil materia.
(RAFAEL BALDAYA)
Quien corteja a una casada, suele morir de cornada.
A menudo, para llegar a saber la manera de hace algo, antes es necesario saber de qué otras maneras no se hace.
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