miércoles, 16 de febrero de 2011
Vida de una flor (por Hermann Hesse)
Por la verde ronda de hojas ya se asoma
con temor infantil, y apenas se atreve a mirar;
siente las ondas de luz que la cobijan
y el azul incomprensible del cielo y del verano.
Luz, viento y mariposas la cortejan; abre,
con la primera sonrisa, su ansioso corazón
hacia la vida, y aprende a entregarse,
como todo ser joven, a los sueños.
Pero ahora ríe toda, arden sus colores
y su cáliz abulta ya el polen dorado;
aprende a sentir el calor del mediodía
y, agotada, se inclina al lecho de hojas por la tarde.
Labios de mujer madura con sus bordes,
donde las líneas tiemblan por la edad ya presentida.
Cálida florece al fin su risa, en cuyo fondo
anidan la amarga caducidad y el hastío.
Pero ya se ajan y reducen los pétalos,
ya cuelgan pesadamente sobre las semillas.
Palidecen los colores como espectros: el gran
secreto envuelve ya a la moribunda.
con temor infantil, y apenas se atreve a mirar;
siente las ondas de luz que la cobijan
y el azul incomprensible del cielo y del verano.
Luz, viento y mariposas la cortejan; abre,
con la primera sonrisa, su ansioso corazón
hacia la vida, y aprende a entregarse,
como todo ser joven, a los sueños.
Pero ahora ríe toda, arden sus colores
y su cáliz abulta ya el polen dorado;
aprende a sentir el calor del mediodía
y, agotada, se inclina al lecho de hojas por la tarde.
Labios de mujer madura con sus bordes,
donde las líneas tiemblan por la edad ya presentida.
Cálida florece al fin su risa, en cuyo fondo
anidan la amarga caducidad y el hastío.
Pero ya se ajan y reducen los pétalos,
ya cuelgan pesadamente sobre las semillas.
Palidecen los colores como espectros: el gran
secreto envuelve ya a la moribunda.
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15 comentarios:
De lo más hermoso leído en estos desayunos.
Úrgeme a mí la flor de valeriana,
que temple mis nervios de guitarra.
Definitivamente, los cafés del Arcadia
me suben la tensión.
Sí, F., la última entrada de Martín Vigil (el señor Kurtz) ha dado mucho juego dialéctico, a cuenta de ese oxímoron que es "Izquierda Abertzale" (para mí dos términos antagónicos, antitéticos, irreconciliables: algo así como decir "agua seca" o "nieve frita").
EMILIA ALARCÓN
Que bueno Hesse. Le debo una lecturas de sus poemas. Gracias por seguir colgando estos poemas.
Un beso,
Kike
¿Otra vez Martín Vigil, Emilia?
Seguro que se te queman muchas veces las potatoes...
De tanto mirar la luna...
Que sí, que me he vuelto a confundir. Es por la similitud fonética de "José Luis Martín Vigil" y "José Luis García Martín". Martín Vigil escribió un libro que, de adolescente, me impactó (ahora no, desde luego) titulado "La vida sale al encuentro". Al Sr. García Martín lo sigo en su blog "Café Arcadia" y también en algunos artículos que escribe en el suplemento cultural del ABC que sale los sábados.
(Su nick "Kurtz" está tomado del protagonista de "El corazón de las tinieblas", de Joseph Conrad.)
Procuraré no confundirme más y lo escribiré 100 veces, como en el cole.
"Siempre caigo en los mismos errores
(Otra vez a brindar con extraños
y a llorar por los mismos dolores)"
Procuraré no equivocarme, aunque ya se sabe que "errar es humano (y más humano aún echarle la culpa a otro)".
Trovador Errante, los poemas de Hesse son interesantes, tanto como su obra narrativa. A mí me gustaron mucho Demian y Siddartha. En cambio, su otra novela muy conocida, El Lobo Estepario, no me gustó tanto.
EMILIA ALARCÓN
A todos nos han cantao
en una noche de juerga
coplas que nos han matao.
El epigrama ha de ser
pequeño, dulce y punzante
para que cause placer.
Frecuentemente somos audaces por debilidad, y atrevidos por timidez.
(LA ROCHEFOUCAULD)
Dentro del corazón llevas
dos escaleras de vidrio:
por una sube el amor,
por otra baja el olvido.
El presente se pone en manos del futuro lo mismo que una viuda ignorante y confiada se pone en manos de un astuto y deshonesto agente de seguros.
(FERLOSIO)
Si usted me preguntara cuál es mi mayor aspiración en estos momentos, no podría decirle más que esto: la eliminación de toda palabra de existencia accesoria, la expresión pura, que hoy mejor que nunca habría que buscarla en los sustantivos y en los verbos... ¡ya que no se puede renunciar a las palabras!...
(CÉSAR VALLEJO)
La cosa que yo quiero
más que a mi vida
son tus dos ojos negros
que me asesinan.
He de mirarte,
con tal de que me miren,
aunque me maten.
Contra las olas del mar
lucho con brazos viriles.
Contra miasmas sutiles
no hay manera de luchar.
(ECHEGARAY)
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