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martes, 17 de enero de 2012

Leve mosca (por William Blake)

Leve mosca,
tu juego estival
mi incauta mano
barrió.
¿Pero acaso no soy
una mosca como tú?
¿O no eres tú
un hombre como yo?
Pues yo danzo
y bebo y canto
hasta que una ciega mano
barra mi estancia.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Puede que seamos el juguete de alguien o tal vez los animalitos que se guardan en el corral (al igual que nosotros tenemos conejos o gallinas). Pero entonces ¿quiénes son los granjeros?, ¿quiénes nos crían y para qué?

casa de citas dijo...

La fe no mueve montañas. La fe coloca montañas allí donde no las hay.

(NIETZSCHE)

tERESA pANZA dijo...

Por delante hago el acato y por detrás al rey mato.

hAiKu dijo...


Un dolor nuevo
en un sitio que nunca
me dolió antes.


(RAFAEL BALDAYA)

cajón desastre dijo...


Yo no sé si Dios existe, pero estoy convencido de que, si existe, mi duda no le molestará.

(BENEDETTI)

TóTUM REVOLúTUM dijo...


El sueño de unos es la pesadilla de otros.

Lloviendo amares dijo...

Cuando uno duerme uno es nadie y luego cuando se despierta ya recuerda que uno es Fulano de Tal, y recuerda las circunstancias de esa vida, las obligaciones que el día impondrá, uno vuelve a dejar de ser "una suerte de Dios infinito", puede ser nada, viene a ser casi lo mismo, puede ser alguien, algo muy concreto, atado a un destino, atado a cierto pasado, atado a ciertas esperanzas, en general fallidas.

(BORGES)

TóTUM REVOLùTUM dijo...

Él conocía las espaldas, las observaba determinantemente, porque en las espaldas se descubría todo. No en los ojos, no en las manos, ni tampoco en las bocas, sino en las espaldas, porque se limitaban a estar allí, completamente al descubierto, sin protección y sin posibilidad de manipulación, como la espalda de Marinero, tensa como el camastro de un galpón donde podían pasar la noche los vagabundos. Una espalda en la que se había depositado el dolor de cada llaga, de cada nervio pellizcado entre las vértebras de la nuca, de cada dolor de muelas, de cada tren de regreso a casa que no había alcanzado a coger, cada buzón vacío, cada estación de autobuses cerrada, cada cartel de no-molesten y este-asiento-está-reservado que habían existido desde que Dios creó las aguas.

(TONI MORRISON)