jueves, 26 de enero de 2012
No se deja fácilmente lo profundo (por Sebastiana)
Preguntabas por qué me iba
que dónde había estado
Yo quería decirte que andaba en la comodidad de todas las cosas
en el olor a pan de la infancia
en los rodeos de toros y caballos
o buscando los restos de un naufragio
Allí donde hallé la pechera que protegió al capitán de la vara oscura
me encontré con cuchillos dispuestos a atravesar su sombra de fantasma marino
Allí donde hallé el tesoro de cuatro perlas fisuradas
que colgaron del cuello de la princesa
hallé también mi propia asfixia
el destrone de mi sonrisa
y habiéndome perdido tanto tiempo
en la aventura de la carcajada
en la ilusión del abrazo
donde no volví a verme entera y certera
sino hermosa y constituida
redonda, finita, terminada
tan ritualmente esculpida
No pude oír cuando caía sobre mis brazos
la ira incontenida de las endebles vigas
que lograron mutilar con precisión
los brazos que se proyectaban a la superficie
No se deja de ser hondo
no se deja fácilmente lo profundo
Se vuelve a ahogar la cabeza bajo las olas
tan lejos de la costa que asegura el salvamento
No se puede más ser sirena
sin ser antes y después mutilada por el deseo
sin ser agredida por los borrachos de la taberna
sin ser meada de vino y de calumnias
Saco la cabeza del mar medio segundo
puedo ver la costa y su verdor
pero una bala vieja que me ha comido la carne de la ternura
me empuja de una vez por todas
hasta el fondo profundo
del mar en donde habito
que dónde había estado
Yo quería decirte que andaba en la comodidad de todas las cosas
en el olor a pan de la infancia
en los rodeos de toros y caballos
o buscando los restos de un naufragio
Allí donde hallé la pechera que protegió al capitán de la vara oscura
me encontré con cuchillos dispuestos a atravesar su sombra de fantasma marino
Allí donde hallé el tesoro de cuatro perlas fisuradas
que colgaron del cuello de la princesa
hallé también mi propia asfixia
el destrone de mi sonrisa
y habiéndome perdido tanto tiempo
en la aventura de la carcajada
en la ilusión del abrazo
donde no volví a verme entera y certera
sino hermosa y constituida
redonda, finita, terminada
tan ritualmente esculpida
No pude oír cuando caía sobre mis brazos
la ira incontenida de las endebles vigas
que lograron mutilar con precisión
los brazos que se proyectaban a la superficie
No se deja de ser hondo
no se deja fácilmente lo profundo
Se vuelve a ahogar la cabeza bajo las olas
tan lejos de la costa que asegura el salvamento
No se puede más ser sirena
sin ser antes y después mutilada por el deseo
sin ser agredida por los borrachos de la taberna
sin ser meada de vino y de calumnias
Saco la cabeza del mar medio segundo
puedo ver la costa y su verdor
pero una bala vieja que me ha comido la carne de la ternura
me empuja de una vez por todas
hasta el fondo profundo
del mar en donde habito
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7 comentarios:
La costa y su verdor sólo medio segundo: una bocanada, una ráfaga de visión fugaz. Y luego otra vez a nuestro sitio: a las aguas profundas siempre cenagosas; al hondo mar en el que lentamente nos pudrimos.
La vanidad ciega. La humildad enseña.
Tú sigues, gitana, viviendo tu vida
y sólo el dinero te calma la sed;
mas nunca con oro tendrás alegría
y nadie, de veras, te podrá querer.
Qué gran diseño:
El sex-room y el retrete
en el mismo órgano.
(CUQUI COVALEDA)
Se llama economía de medios, señora Covaleda. De ahí que un buen culete no amargue a nadie, aun no ignorando su otra función.
Buenos haikus, pero sinceramente prefiero los de Aitor. No obstante me reí con éste. Saludos.
Lo que empieza en ira, acaba en vergüenza.
(FRANKLIN)
Me gusta lo desparejo
y no voy por la vereda.
Mi sombrero es de ala corta,
calzo bota militar.
La quise porque la quise
y por eso ando penando.
Se me fue ya ni sé cuándo,
no sé cuándo volverá.
Me la nombran las guitarras
cuando dicen su canción.
Las callecitas del barrio
y el filo de mi facón.
Me la nombran las estrellas
y el viento del arrabal.
No sé pa' qué me la nombran
si no la puedo olvidar…
No me gusta el empedrao
ni me doy con lo moderno.
Descanso cuando ando enfermo
y después de haber sanao.
La quiero porque la quiero
y por eso la perdono.
No hay nada peor que un encono
para vivir amargao.
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