viernes, 6 de enero de 2012
Viejas voces (por Saiz de Marco)
voces del pasado llegan a los oídos
ondas sonoras procedentes de ayer
que afloran
resurgen de simas profundas
de los estratos más hondos e interiores
palabras que dijimos o nos dijeron
audibles voces de gente viva o muerta
frases venidas de tan cerca y tan lejos
voces como ecos que nunca se amortiguan
y que resuenan
retumban
reverberan
es fácil oírlas
oírlas tal vez en medio de la noche
quizá dormidos quizá despiertos (quién podría saberlo
o aclarar si vienen de dentro o de fuera)
voces viejas que vuelven
las mismas voces
que persisten
que acuden sin ser llamadas
voces aquellas que nunca se marcharon
conservan el tono con que fueron dichas
con dulzura
agriamente
con ira
con afecto
el mismo timbre de voz de quien las dijo
algunas de ellas no debieron decirse
no debieron ser dichas pero se dijeron
y ahora ya nadie puede despronunciarlas
se instalaron para siempre en nuestros tímpanos
no es posible silenciarlas ni abolirlas
pero otras no querríamos que se fueran
deseamos que se queden para siempre
las voces viejas
sonidos percutientes que han elegido convertirse en nosotros
ondas sonoras procedentes de ayer
que afloran
resurgen de simas profundas
de los estratos más hondos e interiores
palabras que dijimos o nos dijeron
audibles voces de gente viva o muerta
frases venidas de tan cerca y tan lejos
voces como ecos que nunca se amortiguan
y que resuenan
retumban
reverberan
es fácil oírlas
oírlas tal vez en medio de la noche
quizá dormidos quizá despiertos (quién podría saberlo
o aclarar si vienen de dentro o de fuera)
voces viejas que vuelven
las mismas voces
que persisten
que acuden sin ser llamadas
voces aquellas que nunca se marcharon
conservan el tono con que fueron dichas
con dulzura
agriamente
con ira
con afecto
el mismo timbre de voz de quien las dijo
algunas de ellas no debieron decirse
no debieron ser dichas pero se dijeron
y ahora ya nadie puede despronunciarlas
se instalaron para siempre en nuestros tímpanos
no es posible silenciarlas ni abolirlas
pero otras no querríamos que se fueran
deseamos que se queden para siempre
las voces viejas
sonidos percutientes que han elegido convertirse en nosotros
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2 comentarios:
Digamos que son como la banda sonora de la vida.
Guardamos mayor memoria del mal que nos causaron que del bien que recibimos.
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