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miércoles, 4 de abril de 2012

Qué extraño (por Vicente Gallego)

Qué extraño es de repente todo esto
cuando te pasa a ti: que se arruine la carne,
que el entusiasmo falle, esos dos baluartes
que jamás se rindieron, ni siquiera
cuando todo tembló en algún momento.
La realidad te alcanza, y el mundo te parece
un chicle masticado que molesta
retener en la boca sin sabor. Vas llegando
donde jamás pensaste que llegaras,
porque no piensa el joven seriamente
—y ése ha sido el regalo más grande de la vida—
que su destino sea el deterioro.
Es vulgar esta historia como aquellas
que leías distante en los versos ajenos:
otro hombre comprende que ha gastado
para siempre la parte más hermosa
y también la más breve de su tiempo.
Es vulgar esta historia,
y al mundo no le importa.
Lo que tiene de nuevo es que por fin
ese hombre eres tú.

8 comentarios:

Koko Liso dijo...

UNo es joven, tiene que ser joven, hasta el día antes de morir.

No existe la segunda ni la tercera edad, sino la segunda y la tercera juventud.

No debemos permitir que los tópicos de la vejez , la ancianidad, la jubilación, etc nos arruinen la existencia.

No debemos jubilarnos por ser mayores y en consecuencia inútiles (falso), sino sólo por solidaridad intergeneracional, o sea, simplemente para dejar nuestro puesto de trabajo a otra generación que empieza.

Anónimo dijo...

Koko Liso, me gustan y comparto tu idea sobre el reparto del trabajo. Yo siempre he pensado eso: que debemos trabajar menos para trabajar todos. La gente joven no encuentra trabajo porque los mayores lo copan todo y no están dispuestos a repartir el cotarro. La semana laboral debe reducirse a 20 horas para que todos trabajen, aunque tengamos que cobrar menos. (Ser feliz no es caro.) Así se acabará con el paro. Y, si todos trabajamos, entonces los papás de 60 años no tendrán que mantener en casa a sus hijos de 30 (la generación perdida, la generación ni-ni). Veo a los jóvenes antisistema de Barcelona y pienso: son anti-sistema porque el sistema es anti-ellos. El sistema fue el agresor, fue él quien empezó a golpear primero.

Devil is Love dijo...

uno es joven hasta que deja de serlo, no es bueno sacralizar a la juventud ya que no se lo merecen, cierto es que estan alienados por una educación pseudofascistoide.no nos engañemos no estan preparados para el mundo caotico que nos llega ¿ ya llegó ?, pués que suenen los timbalesIci
Salvese el que sepa

Arantxa dijo...

Siempre se despotricó de la juventud. Todas las generaciones rajaron de la generación posterior. Es algo recurrente. Un clásico, un tópico, un ritornello, un dejà vu.

Pero creo que KoKo Liso, pese a lo que su nick sugiere, lleva razón. Yo siempre pensé que me jubilaría a los 50 otoños para dejar paso a la gente joven, pero lo que está pasando es justo lo contrario. Cada vez la edad de jubilación se retrasa más. (Estoy hablando de España, ya sé que este blog lo seguís muchos en Latinoamérica).

Ahora en España la edad de jubilación, que era a los 65, la han retrasado a los 67. Y hay quien defiende los 70.

Terminaremos yendo a trabajar con garrotilla o andador, mientras nuestros niños de 40 tacos nos piden dinero ("papi, mami: la paga del domingo") para comprar pipas.

A la sombra de un cocotero dijo...

Niet, Koko: uno es joven mientras la biología determina que lo es. La juventud es un estado transitorio (gracias a dios) de nuestra biografía, que apenas ocupa un tercio de ella, porque la involución comienza mucho antes de lo que la gente cree. La juventud es inmadurez, superficialidad, instinto, inexperiencia, borrachera de los sentidos, ofuscación,
quimera: un estadio catecumenal, iniciático, que ha de desembocar en otro de superior desarrollo humano, como es la madurez y la subsiguiente senectud (llegar a ser un señor, vaya).
Porque si bien es cierto que el declive físico que comporta la progresiva edad achica el campo vital (y eso según qué entendamos por vivir en plenitud), no es menos manifiesta la menor profundidad y riqueza de la vida intelectual de la mayoría de los jóvenes, en quienes aún no se han desarrollado las potencialidades más excelsas del humano. No es sólo un asunto de inmadurez orgánica sino que todo proceso necesita un plazo de tiempo razonable para desarrollarse: ser una persona -con los atributos que la definen engrasados y a punto- exige de una pauta temporal..., y la juventud es sólo el inicio del camino; sin negar que los hay poco provechosos pese a su largura, y que también biografías cortas deparan frutos espléndidos... Pero lo usual es que el tiempo corra a favor de la excelencia (utópica excelencia).
A nadie sensato los "tópicos" de la vejez o de la la jubilación le tiene por qué arruinar la existencia: ello equivaldría a dejarse sugestionar por otros tópicos bastardos que nos quieren inculcar ciertas "culturas", que hacen de la eterna juventud el negocio del siglo.
No aceptar el paulatino envejecimiento es hacerles el juego: nada más ridículo que esos carcamales yankys que infestan las playas de Florida, que no pierden ocasión de mostrarnos las artesanas dentaduras, aparentando una jovialidad que el sistema les vende como bien apetecible.
Debemos jubilarnos lo primero posible, pero no por "solidaridad" generacional sino por darnos el gustazo de vivir de puta madre en cuanto podamos.

casa de citas dijo...

Creemos poder contar nuestras vidas de manera razonada y cabal, y en cuanto empezamos nos damos cuenta de que están pobladas de zonas de sombra, de episodios inexplicados y quizá inexplicables, de opciones no tomadas, de oportunidades desaprovechadas, de elementos que ignoramos porque atañen a los otros. También el pasado es inestable y movedizo. Ni siquiera lo que parece ya firme y a salvo en el pasado es de una vez ni para siempre.

(JAVIER MARÍAS)

hAiKu dijo...


Entre farolas
tres sombras mías (¿mías?)
siguen mis pasos.

(RAFAEL BALDAYA)

batiBURRILLO dijo...


Cabras solas que os dejáis los cuernos
que os tragáis la leche
qué leche estar muerto....

Cabras solas que os echáis al monte
lleno de alimañas y demás sujetos...

Adjetivos, pronombres, artículos,
¡uníos , tejedme una alfombra de versos!

Que este pasto de luz donde vivo
cabras solas
también sea vuestro.

(BELÉN REYES)