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Como hileras y témpanos de pelo de ángel,
como castillos de helado en el aire;
como cañones de plumas por todas partes.
He visto a las nubes de ese modo.
Pero ahora no hacen más que cubrir el sol;
llueven y nievan sobre todo.
Hay tanto que habría podido hacer,
pero una nube me lo impidió.
Ya he visto a las nubes desde ambos lados
De arriba, de abajo,
y, sin embargo, de algún modo,
son sólo ilusiones de nubes las que recuerdo.
En realidad, no sé nada de las nubes.
Lunas y junios y ruedas de Chicago;
ese mareo danzante que se siente
mientras el cuento de hadas se va haciendo realidad.
He visto al amor de ese modo.
Pero ahora, no es más que un espectáculo.
Se quedan riendo mientras te alejas,
y, si te duele, que no lo sepan;
no te delates…
Ya he visto al amor desde ambos lados,
he dado y tomado
y, sin embargo, de algún modo,
son sólo ilusiones de amor las que recuerdo.
En realidad, no sé nada del amor.
Lágrimas y miedo;
sentirse orgulloso de gritar “te amo”;
sueños y planes y muchedumbres felices.
He visto la vida de ese modo.
Pero ahora, los viejos amigos actúan raro,
reprueban, me dicen que he cambiado;
bueno, algo se pierde y algo se gana
viviendo cada día.
Ya he visto la vida desde ambos lados,
He perdido y he ganado
y, sin embargo, de algún modo,
son sólo ilusiones de la vida las que recuerdo.
En realidad, no sé nada de la vida.
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10 comentarios:
Cuando morimos, caemos como una piedra en el océano. Emitimos por un tiempo ondas que, una tras otra, van a morir en la orilla. Según nuestra vivencia caemos más cerca o más lejos de la costa. Así, unos apenas tardan en alcanzarla; otros, mar adentro, prolongan su agonía.
Esas ondas son la memoria que dejamos en los demás. Pero existe la certeza de que la última onda que inunde la playa borrará definitivamente cualquier rastro en la arena, cualquier estancia de nuestra memoria en el alma ajena.
Es sólo cuestión de tiempo. Tan sólo perdura el recuerdo unos segundos en el reloj universal.
Sólo nos queda la esperanza de tener un papel que representar en el próximo Big Bang. Y si no en el otro, o en el otro...
Un tonto siempre encuentra otro más tonto que le admire.
(NIELS BOHR)
La bala que a mí me hirió
también hirió al comandante.
A él lo hicieron capitán;
yo, soldado como antes.
De corná de burro, no murió ninguno.
No sabe más quien más cosas sabe, sino quien sabe las cosas que en verdad importan.
(REBOLLEDO)
(
Debemos desconfiar de los que dicen palabras raras.
Yo se lo pedí a mi novia
en medio de aquellas eras.
Yo se lo pedí jugando
y ella me lo dio de veras.
Ciencia sin conciencia es la ruina del alma.
Primero lo necesario y luego lo ¿necesario?
El solo concepto de "tener razón" es, en sí mismo, un concepto beligerante, un concepto de vencedores y vencidos, y, por tanto, intrínsecamente antiuniversal".
(FERLOSIO)
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