El descenso nos llama
como la ascensión nos llamaba.
La memoria es una suerte de cumplimiento,
una renovación
y más: una iniciación:
los espacios
que abre son lugares nuevos,
poblados por hordas
hasta entonces inexistentes,
nuevas especies
en movimiento hacia nuevos objetivos
(los mismos
que antes habían abandonado).
Ninguna derrota
es enteramente derrota:
el mundo que abre es siempre
un lugar antes insospechado.
Un mundo perdido es un mundo
que nos llama a lugares inéditos:
ninguna blancura
(perdida) es tan blanca
como la memoria de la blancura.
Al anochecer, el amor despierta
aunque sus sombras,
vivas por la ley del sol,
ahora se aletargan
y se desprenden del deseo.
El amor sin sombras ahora
se anima y
conforme avanza la noche
despierta.
hecho de desesperaciones
por incumplido
nos cumple: es un nuevo despertar,
reverso
de la desesperación.
Aquello que no pudimos cumplir,
aquello negado al amor,
perdido en la anticipación,
se cumple en un descenso
sin fin, indestructible.
2 comentarios:
Quien ya está empapado, no teme a la lluvia.
Las cosas no eran tan negras como algunos las pintaban. Había un bello niño vestido de negro y jugaba con dos
manzanas negras. O era una chica. Fuera lo que fuera, tenía unos pequeños dientes blancos. El paisaje al que daba
su ventaba había sido oscurecido con un brochazo de pintura pesado y tosco. Todo era muy teológico, salvo cuando
el niño sacó su lengua roja.
(CHARLES SIMIC)
Publicar un comentario