lunes, 10 de diciembre de 2012
En un mínimo cuerpo (por Enriqueta Arvelo)
Pájaro pequeñísimo que recién nacido me dieron,
cómo me causó asombro
ver en tu implume y breve cuerpo
la vida, tan perfecta,
que ya alzaba tus alas
en ensayo del ensayo del vuelo.
Mas fue mayor mi asombro
cuando estuviste plenamente quieto.
Confunde ver la inmensa muerte
entrar toda en un mínimo cuerpo.
Y aún me diste otro asombro:
tú, el minúsculo en la vida,
crecías hasta parecerme un gran muerto.
Caído en mi mano,
con sudario de luz de tarde,
crecías ante mis ojos abiertos y mudos.
Crecías en la nada
como si fueses por lo eterno.
cómo me causó asombro
ver en tu implume y breve cuerpo
la vida, tan perfecta,
que ya alzaba tus alas
en ensayo del ensayo del vuelo.
Mas fue mayor mi asombro
cuando estuviste plenamente quieto.
Confunde ver la inmensa muerte
entrar toda en un mínimo cuerpo.
Y aún me diste otro asombro:
tú, el minúsculo en la vida,
crecías hasta parecerme un gran muerto.
Caído en mi mano,
con sudario de luz de tarde,
crecías ante mis ojos abiertos y mudos.
Crecías en la nada
como si fueses por lo eterno.
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4 comentarios:
Responde Sancho
con su I-Phone a un e-mail
de don Quijote.
(CUQUI COVALEDA)
A un luchador por la libertad nunca se le entierra. Se le siembra.
Ojalá pudiéramos caer en los brazos de una mujer sin caer también en sus manos.
(BIERCE)
«¡Yo te adoro!», una noche
dije dormido,
y desperté celoso
de haberme oído.
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