sábado, 30 de marzo de 2013
Vienes (por José Mármol)
Llegas sin por qué, así no más,
como suelen ocurrir los accidentes.
Llegas y te instalas en mi plexo
una hierba silvestre, un frágil de amarillo,
un surtidor de augurios en vacaciones muertas.
Tu llegada es señal de victorias y derrotas,
indeciso acontecer de inequívocos fracasos.
Vienes de mares desbordados y monstruos de neblina.
Vienes del centro de la noche y sus caminos ciegos.
De la nada vienes, la ruta más precisa del hastío al furor.
De todas partes vienes, porque sí, por un tal vez,
por lo inesperado del destino y sus conciertos.
Llegas sin por qué ni para qué, así no más,
como suelen llegar los accidentes.
De inadvertida te disfrazas, con harapos de ti misma.
Llegas sin venir, como las premoniciones.
Llegas y no estás y no te has ido y nunca más por siempre y para qué.
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4 comentarios:
Amor sin celos no lo dan los cielos.
Placer secreto, no lo es entero.
Quien tiene manos de manteca, mejor no se acerque al horno.
(proverbio holandés)
Es más placer que pesar
la herida que otro mal sana.
Quien durmiendo tanto gana
nunca debe despertar.
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