Sube
y
baja.
Cuando ese gafotas desciende,
yo asciendo;
y él se hunde
cuando remonto:
lo veo sumirse allí
con vista cansada,
y al elevarse
no reconocer sus ojeras.
En el columpio
de mi niñez
jugamos.
En el de la suya,
este intruso que hace
que en el parque infantil se haga de noche.
Con los pies en el suelo,
él es mis alas;
cada vez más arriba,
soy sus raíces.
La gravedad y su ley.
La ley de la grave edad.
Hay un momento en que están
a la misma altura nuestros ojos.
Es este.
Corro con pantalones cortos a casa.
Él arranca el coche, y se marcha
por calles que han cambiado de sentido
en un segundo,
en estos años.
8 comentarios:
En ese columpio que va y viene se nos va y se nos viene (se nos vino y se nos fue) nuestra vida. Ah, pero ¿quién lo empujaba?
Ni elegimos subir ni elegiremos bajar de ese zig-zag.
Donde no puedas amar, pasa de largo.
(NIETZSCHE)
Toda ayuda que no se da a los otros, se pierde.
(proverbio indio)
Ningún Corán
trae fotos de Mahoma
volando al Cielo.
(CUQUI COVALEDA)
Cada vasallo cuide su caballo.
Cuando ya esta vida se ha cumplido y toca sus postrimerías, puede el hombre volver la vista para observar como si fuese ajena, su propia imagen, interrogándose no sin extrañeza acerca de este personaje que, día tras día y año tras año, ha ido forjando con los materiales de su existencia terrenal. […] La mente se obstina en una inquisición ociosa de este personaje desconocido que pude haber sido, que en definitiva seré yo.
(FRANCISCO AYALA)
Traicionado el amor, ya todo es nada.
(MARIO MÍGUEZ)
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