A lo largo del camino
recubierto de musgo,
en dirección a tu cabaña,
descubro tus huellas.
Blancas nubes yacen ocultas
sobre tu isla silenciosa.
Olorosas hierbas crecen
hasta la altura
de tu puerta inservible.
Un chubasco pasajero
descubre el color
de los pinos.
Vagando por los cerros
encontré el nacimiento
de un arroyo.
Arroyo, flores, meditación:
todo es uno y no siento
necesidad de hablar.
3 comentarios:
Crecieron las hierbas porque ya nadie (ya no tus pasos) las pisaba. Pero el camino, tu camino, sigue y persiste bajo las brozas.
Poco se gana hilando, pero menos aún mirando.
Motas de polvo.
Una brizna de luz
enciende el aire.
(SUSANA BENET)
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