domingo, 27 de septiembre de 2015
Un espacio en el aire (por Roberto Appratto)
Esos momentos en los cuales no vacilo,
cuando la noche, en pleno descenso,
abre un espacio en el aire
delante de mí. Los sonidos
en presente puro,
disponibles.
Llego y me instalo para pedir un café:
no vacilo. Este es el arte
de mantenerse solo,
como sobre una cuerda en su máximo
estado de tensión. Mientras tanto
miro al vacío y silbo: la melodía, breve,
intempestiva,
proyecta el cuerpo hacia fuera;
el sentimiento canta para mí,
estoy bien. El dominio sobre el lugar
es el dominio sobre el tiempo,
de un modo que el mozo parece comprender
sin esfuerzo. Si un aire de legítima tristeza
corta mi respiración un instante,
no es nada: la presión que la realidad ejerce sobre nosotros
es siempre variable, y es esto
lo que tengo para dar esta noche; ese
es el presente que un segundo café
retiene junto a mí,
más denso y más
iluminado.
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8 comentarios:
Nunca he amado a ningún pueblo ni colectivo. El único amor que conozco y en el que creo es el amor a las personas.
(ARENDT)
A veces tenemos que proyectarnos en una cosa, un objeto. Ellos son perennes, fijos, leales. "Los hombres se hacen; las montañas están hechas ya", se lee en El Camino, de Delibes.
NOTICIÒN NOTICIÓN: Un nuevo relato de Stefan Zweig ya ha salido en Acantilado:UNA HISTORIA CREPUSCULAR. Ya sólo falta que esta editorial traduzca y saque en España su poesía completa. Los admiradores de Zweig somos legión.
mÁS INFO EN
http://www.acantilado.es/novedades/una-historia-crepuscular-735.htm
Firme en su tallo,
aferrada al invierno,
una hoja seca.
(SUSANA BENET)
Dos perros y un solo hueso raramente se entenderán.
(proverbio rumano)
El nacionalismo tienta a los hombres no sólo con el oro y con el poder sino con la hermosa aventura, con la abnegada devoción y con la honrosa muerte. Tiene su calendario de verdugos pero también de mártires. Sufrir y atormentar se parecen, así como matar y morir. Quien está listo a ser un mártir puede ser también un verdugo y Torquemada no es otra cosa que el reverso de Cristo.
(BORGES)
La realidad exige que también mencionemos esto: la vida sigue. Continúa en Cannae y en Borodino, en Kosovo Polie y en Guernica. Hay una estación de gasolina en una pequeña plaza de Jericó, pintura fresca en los bancos del parque de Bila Hora. Las cartas se cruzan entre Pearl Harbor y Hastings, una camioneta pasa debajo del ojo del león de Queronea, y los florecientes huertos cerca de Verdún no pueden escapar al atmosférico frente que se aproxima. Hay tanto Todo que la Nada se esconde casi gentilmente. La música brota de los yates anclados en Accio y las parejas bailan en las cubiertas bañadas por el sol. Hay tantas cosas sucediendo siempre que deben estar pasando en todas partes. Donde no hay ni una sola piedra en pie vemos al Hombre de los Helados rodeado de niños. Donde Hiroshima estuvo, Hiroshima está de nuevo, produciendo cosas para el uso de cada día. Este terrible mundo no está desprovisto de encantos, de las mañanas que hacen inestimables los despertares. La hierba es verde en los campos de Maciejowice, y salpicada de rocío, como es lo normal de la hierba. Quizá todos los campos son campos de batalla, todas las tierras lo son, las que recordamos y las que se han olvidado: los bosques de abedules, cedros, abetos, la blanca nieve, las amarillas arenas, la gris grava, los iridiscentes pantanos, los cañones de negra derrota, donde, en tiempos de crisis, puedes esconderte debajo de un arbusto. ¿Qué moral sacamos de esto? Probablemente ninguna. Sólo que la sangre fluye, secándose rápidamente, y, como siempre, unos cuantos ríos, unas cuantas nubes. Sobre trágicos pasos de montañas el viento hace volar sombreros de cabezas inconscientes y no podemos evitar reírnos de eso.
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