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domingo, 29 de mayo de 2016

En trémulo seguir (por Fernando Pessoa)


Soñar un sueño es perder otro. Entristecido
contemplo el puente pesado y en calma…
Cada sueño es un existir de otro sueño,
¡oh, alma mía, eterna desterrada en ti misma!
Siento en mi cuerpo más conscientemente
el rodar estremecido del tren. ¿Se para?...
Como con un intento intermitente
de mal rodar, se detiene. En una estación, clara
de realidad y gente y movimiento.
Miro afuera… Ceso… Me estanco en mí.
Resoplar de la máquina… Caricia del viento
por la ventana que se abre… Estoy distraído…
Parar… Seguir… Parar… Esto no tiene fin.
¡Oh el horror de la llegada! ¡Horror! ¡Oh nunca
llegar, oh hierro en trémulo seguir!
Al margen del viaje prosigue… Trunca
la realidad, pasa al lado del ir
y por el lado interior de la hora
huye, usa la eternidad, vive…
Sobrevive al momento, va.
Suavemente…, suavemente, cada vez más suave y tarda.
Entra en la estación… Rechina… Se detiene… ¡Es ahora!
Todo lo que fui en sueños, el otro-yo que tuve
resbala por mi alma… Negro declive
resbala, se hunde, se evapora para siempre
y de mi conciencia un yo que nunca obtuve
dentro en mí de mí cae.


10 comentarios:

Nefelíbata dijo...

Frecuentemente la oportunidad se nos presenta en el momento más inoportuno.

Círculo Cultural FARONI dijo...

Águilas no cazan moscas.

(proverbio latino)

Laro Pop dijo...

El sueño que sueñas es más memorable, me sucedió lo que cuenta Fernando.
Salgo de la nada y me encuentro regresando al futuro, voy de copiloto en una nave destino la Tierra. el sueño me parece un sueño, pero no puedo despertar.
Cuando llegamos a la estación término vemos humanos trabajando, fue una gran alegria, pero al acercarnos vimos que ellos ni veían ni notaban nuestra presencia, se trataba de robots clonicos humanos trabando sin parar, fue un horror comprobar que nos habiamos extinguidos, en ese momento de angustía me desperté. El destino de nuestro andar por la eternidad es el horror, como bien adivinó y experimentó Pessoa.

Cide Hamete Benengeli dijo...


Tu cabello y el mío
se han enredado
como la zarzamora
por los vallados.

Anónimo dijo...

Devuélveme el peluquín, buen Cide.

Amalita.

CHB dijo...

Ni hablar del peluquín, y no me tome el pelo Usía, o aténgase a las consecuencias en forma de mandoble. Que este fijodalgo no tiene un pelo de tonto.

Don Alonso dijo...

Si queréis cruzar acero,
preparaos, pendenciero,
pues mi lanza en astillero,
y mi adarga enmohecida
bastarán, que a vuestra vida
espera un negro agujero.
Por culpa de un peluquín
vuestro vivir llega al fin.

CHB dijo...


No sea Usía, don Alonsín,
ni follón ni malandrín.
Que no hay que llegar a duelos
por un asunto de pelos.
Mejor brindemos con vino
para andar este camino.
Por su pelo, mucho o escaso,
hago votos con mi vaso.

Anónimo dijo...

Os voy a dar yo pal pelo.

ORáKULO dijo...

Mitificar a alguien no implica tanto exagerar sus virtudes como eliminar sus defectos.