No era un río,
no era el mar donde los compañeros del aula veraneaban,
yo lo atravesaba sobre troncos atados.
La otra orilla no era un país,
ni siquiera una región diferente,
donde la curvatura del mundo fuera más visible.
Allí nos emboscábamos y cazábamos.
Cegados por la claridad,
disparábamos perdigones que no daban en el blanco.
No era un río ni una región ni un país,
las cortezas disputaban a las mañanas sus geografías de luz,
las arañas caminaban sobre el agua sin dejar rastros.
Era lo verdadero,
todo lo demás es una historia que se empeña en retroceder.
2 comentarios:
Rendirse ante la adversidad es ponerse de su parte.
(SAAVEDRA FAJARDO)
Dante o Petrarca
nunca abrieron la puerta
del frigorífico.
(CUQUI COVALEDA)
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