dentro
I
cae la noche y
ALGUIEN
viene me guarda dentro de una habitación sombría
dentro de un sótano o de un horno dentro de una cabina telefónica
donde estoy marcando números al azar
dentro de una hora dentro de una caja de un armario
de una jaulita oxidada dentro
II
ahora estoy dentro de una cabaña al oeste
con la cara vendada y tendida encima de una mesa
puedo oír en la punta de la lengua la nieve que cae fuera
la humedad me quema la nariz
espero
intento a todas horas salir saber qué pasó allí no pude
ver nada pero me lamía a veces la luz
de una bombilla parpadeando sobre
mí
a veces ALGUIEN murmuraba palabras
anestesia amor hasta la náusea sudor de pájaro
patitas rotas asco y
radiaciones estaba flotando en la piscina
por dentro escucho cómo lentamente crecen las plantas carnívoras
en mis entrañas
los musgos poblándome milenios enteros
he perdido los ojos
imagino la insoportable extensión del techo casi puedo verla como
una silenciosa meseta sobre
mí
seguramente surcada por una
GRIETA
finísima y cada vez más larga como el llanto de un bebé
dentro de una diminuta caja de cerillas
esa misma oscuridad en fuga
a veces escucho risas cristales rasgándose susurros desquiciados
dentro
fuera
las húmedas casas alineadas comen
niebla a orillas del río
por las calles la fría lengua del agua
humedece la noche el cuerpo
cansado de la niña de viento reposa
dentro
en la casa sombría respira
se llena y se vacía de sal aguarda
con los huesos abiertos
se le crispa el gesto en la penumbra su piel
como un pañuelo de seda finísima
arrugada por la angustia
aún desde su sangre crece la hierba y
los insectos parpadean como luces de colores
fuera hay un entramado de calles maltrechas escaleras
cada vez más altas subiendo
en el nudo de las horas la madrugada hasta alcanzar
esa zona de aire enrarecido
ese minuto de silencio endureciéndose y los labios de la niña
cada vez más fríos
el olor verde azulado del agua desde sus brazos
ondea
va reflejándose por la hilera de casas
también en las pupilas heridas en ese imperceptible
no
hojita tierna estremeciéndose
de ruegos
se le adelgaza la voz hasta la hebra del miedo
sus cabellos lo desbordan como una
planta oscura
de pronto los ojos abiertos el tirón de los huesos
al erguirse
camina sobre los vidrios
una ráfaga de viento abre la puerta
la niña sale a los cañaverales
lugares por donde pasé
1
las calles cercanas a la desembocadura, construidas entre la vegetación que rodea al río, es decir, puedes sentir al fondo la humedad la tierra fangosa, es como cuando uno participa en determinado tipo de conversaciones y siente el suelo ablandándose bajo las pies, esa precisa forma del desmoronamiento, y el calor fundiendo estructuras bajo la frente, así era caminar por esas calles blancas, relucientes de pobreza, los vestidos coloridos y el denso mapa de arrugas complicando el sistema surface-trous
nada se mueve allí salvo las salamandras, al cabo de un rato no consigo dominar las piernas y el sol se deshace como un alcohol espeso,
allí era imposible pronunciar determinadas palabras, el tono de la voz se hacía quedo, al despertar todo se reducía a un polvillo amarillento, persistente como un dolor de cabeza
2
después estaba el puerto, con sus sucias aguas estancadas, cerca de la fábrica de hielo, allí los hombres con bocas roídas por la sal cantaban a media voz en otras lenguas, o no, eran sólo palabras troceadas, frases descolgadas, como aquella vez el encuentro furtivo entre los barcos, la arena quemando y enseguida las algas mojadas nos entraban en los pulmones, todo lo que no alcanzábamos casi parecía estar al lado
cuando el mar va ganando terreno por dentro apenas hay dónde agarrarse, dijo, o algo así, sólo cambiar al ciclo de las mareas, su movimiento incesante llevando y trayendo lo poco que uno ha conseguido reunir sobre sí: caracolas resquebrajadas, el caparazón de un cangrejo, la débil raspa de un pez transparente
no encontré lo que fuera que buscaba, me fui de nuevo, los rumbos son producto del azar
los regresos, tristes accidentes
3
junto a los cañaverales, ya he hablado tanto sin éxito, allí la pequeña bestia gruñendo, nutriéndose de insectos, el pelo más que sucio de hierbas, plumas, apenas se le ve la cara, su voz gorgoteando sobre el cuadrante lunar y la esforzada conjunción arriba lo que mira largo rato en desconcierto después de haber acechado horas y horas o de haber huido sobre todo por el cariz descontrolado que toman los acontecimientos que suceden en Dentro/Fuera, eso que no se explica y se parece a un nudo hecho con rabia siempre en el mismo sitio, eclosiones, ranas, lagartijas, escolopendras, sucesión frenética de muerte y nacimiento
qué quedó de ella, qué encontraron, un montoncito de cáscaras acumuladas, su nido hecho con juncos en medio del cieno, piedras brillantes que a veces recogía, despojos, no tenía nada, carecía incluso del tramposo don de la palabra
sólo me rompo
4 comentarios:
Más de cinco décadas de carrera, una veintena de discos y otra decena de libros de poemas. Poeta, mundano, místico, lorquiano, estoico, canalla, sátiro, Leonard Cohen deja un reguero de citas y versos memorables.
"Actúa de la manera en la que te gustaría ser y pronto serás de la manera en la que actúas"
“Con el poder mantenemos una relación ambigua: sabemos que si no existiera autoridad nos comeríamos unos a otros, pero nos gusta pensar que, si no existieran los gobiernos, los hombres se abrazarían"
“…No puedo entender por qué mi brazo no es un árbol de lilo”
"El amor no tiene cura, pero es la única cura para todos los males"
"...hasta la maldición está envenenada de arcoíris".
"Aunque estoy convencido de que nada cambia, para mí es importante actuar como si no lo supiera"
"Los niños muestran sus cicatrices como medallas. Los amantes las usan como secretos que revelar. Una cicatriz es lo que sucede cuando la palabra se hace carne"
“No me considero un pesimista. Creo que un pesimista es alguien que está esperando que llueva. Y yo me siento empapado hasta los huesos”
“El último refugio del insomne es un sentimiento de superioridad hacia el mundo que duerme”
He hablado de la inutilidad del arte, pero no te he dicho la verdad sobre los placeres que procura.
(DURRELL)
El sol es serio
y vuelve a salir siempre
tras la tormenta.
(CUQUI COVALEDA)
El que cree que tiene una habitación,
un hogar seguro, una residencia permanente,
no ve en qué carro de nómadas y caravana,
en qué estela de presencias, en qué flujo,
en qué ligero y rápido tránsito
corre.
(CESARE VIVIANI)
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