Ven al sol de Prestatyn
decía riendo la chica del cartel,
arrodillada en la arena
y de ajustado y blanco satén.
Tras ella un pedazo de costa
y un hotel con palmeras parecían
brotarle de los muslos y los brazos
extendidos para alzarle los pechos.
La pegaron un día de marzo.
Un par de semanas después era bizca
y le habían pintado unos colmillos;
le marcaron con saña enormes tetas
y una raja en la entrepierna, y entre los muslos
le habían hecho unos garabatos
que la dejaban bien abierta de piernas
sobre una verga tuberosa y las pelotas
con la firma de El Enano Thomas,
mientras que alguien había utilizado un cuchillo
o lo que fuera para apuñalarle
los labios con bigote de su sonrisa.
Era demasiado exquisita para esta vida.
Muy pronto, un gran desgarrón transversal
dejó solo una mano y un poco de azul.
Ahora hay un cartel de Lucha contra el cáncer.
5 comentarios:
El cartel resultó ser un espejo (cóncavo).
A todo dogma y a todo axioma les llega su final.
Cuando mi niña anda
con su salero,
del roce de sus pasos
se alegra el suelo.
Quien tiene muchos vicios tiene muchos amos.
(PLUTARCO)
La verdadera grandeza consiste en hacer que los demás se sientan grandes.
(DICKENS)
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