a su lado estaba Myratana, alguna vez reina de todas las planicies occidentales;
él con los ojos oscurecidos, ella agonizando,
ambos de pie frente al viejo y hermoso palacio.
Y así se levantó la voz del anciano Tiriel,
para que sus hijos oyeran en las puertas:
—Maldita raza de Tiriel, contemplad a vuestro padre avanzar,
contemplad a vuestra madre, la que les dio la vida, avanzar.
Venid, hijos maldecidos.
En mis débiles brazos he dado a luz a vuestra madre moribunda,
venid, hijos de la Maldición, ved la muerte de Myratana—
Sus hijos huyeron de las puertas y vieron a sus padres de pie,
y así el hijo mayor de Tiriel alzó su poderosa voz:
—Anciano indigno de ser llamado padre de la raza de Tiriel,
pues cada una de esas arrugas, cada una de esas canas,
es cruel como la muerte. Y tan obstinadas como el abismo devorador.
¿Por qué deberían tus hijos temer tus maldiciones?
¿No fuimos esclavos hasta que nos rebelamos?
¿A quién le importa que Tiriel nos maldiga?
¿Acaso su bendición no fue igual de cruel?
Tal vez al maldecirnos en realidad nos bendices—
El anciano levantó su mano derecha hacia los cielos,
la izquierda sostuvo a Myratana, encogiéndose en punzadas de muerte,
los orbes de sus grandes ojos se abrieron y así salió su voz:
—Serpientes, no hijos, que acechan los huesos de Tiriel,
gusanos de la muerte que ansían la carne de sus padres,
escuchad a vuestra madre gemir.
No tendrá que parir más hijos malditos.
Estos son los gemidos de la muerte, serpientes.
alimentados con leche, serpientes,
alimentados con lágrimas y preocupaciones maternales.
Mirad mis ojos ciegos, como las cuencas vacías de una calavera.
Escuchad, serpientes, escuchad aquello que Myratana,
mi esposa, mi alma, mi espíritu, mi fuego,
aquello que Myratana dice: estáis muertos.
4 comentarios:
...la deslealtad del discípulo Pedro, que su maestro ha presentido con extraña agudeza: el que se declara tan firme y tan fiel cuando no hay peligro comete a la hora de la verdad una cobardía para la que tal vez habrá perdón, pero no consuelo. No hay otro momento así en la literatura.
(MUÑOZ MOLINA)
A menudo, antes de llegar a saber cómo se hace una cosa es necesario saber cómo no se hace.
Lo de ser viejo
tiene que ser muy complicado.
Y no sólo
porque puedas morirte
cualquier día,
sino precisamente
por todo lo contrario,
porque eres viejo pero sigues vivo,
y el mundo sigue ahí,
moviéndose,
casi al alcance
de la mano,
pero ya
no se deja tocar.
(KARMELO C. IRIBARREN)
La Medicina ha avanzado tanto, que cada vez es más difícil encontrar a alguien sano.
(HUXLEY)
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