tiritaba, se iba volviendo azul.
Una anciana caminaba por la calle,
compadeció al niño...
Por fin he hallado
al imprescindible para mí:
alguien me necesita,
sin mí se moriría.
Lo que es para el ojo el arco iris,
lo que es la tierra para el trigo,
es para alguien la necesidad
de otro, en sí mismo.
Más que la lluvia y el arco iris,
más que mi propia mano, preciso
que a alguien le haga falta
poner su mano en la mía.
Más grande que el Ladoga,
más fiel que la montaña,
que alguien necesite
darle a mi mano su herida.
Y porque con tu llaga
me haces don de tu palma,
mi mano, ahora mismo,
pondría en el fuego por ti.
4 comentarios:
"Hay más dicha en dar que en recibir". "¿Qué tienes, que no hayas recibido?".
Amor, amor a la verdad, amor al prójimo que sufre, amor que preserva, amor que contiene, amor que empatiza porque sabe del dolor.
Llenemos el formulario: fecha de nacimiento-
ése es el inicio del engaño,
el comienzo del delirio o sueño...
El problema es claro, parece.
Y en la casilla debajo de la fecha
damos nuestra dirección y número de teléfono;
a la izquierda -nuestro sexo, abajo a la derecha
damos nuestra nacionalidad,
luego viene la firma. Bueno, ¿es más clara la vida
ahora y cómo manejarla?
OLGA IVANOVA
Con mi cobardía habitual, prefería refugiarme en la pereza, igual que un caracol en su concha, y alegar incapacidad y falta de experiencia como pretexto para eludir la acción. De haber dependido de mí, sin duda habría dejado escapar aquella oportunidad. Carente de audacia y de los impulsos de la ambición, habría sido capaz de pasarme veinte años enseñando el alfabeto a las niñas, arreglando vestidos de seda y haciendo delantales infantiles. No quiero decir con esto que me sintiera verdaderamente satisfecha, lo que dignificaría mi resignación, ya que el trabajo no me gustaba ni despertaba mi interés, pero me parecía maravilloso verme libre de sinsabores y preocupaciones; eludir el sufrimiento era lo más cercano a la felicidad que yo esperaba conocer. Además, tenía dos vidas muy diferentes: la de mis pensamientos y la real; y mientras la primera estuviera suficientemente alimentada por las mágicas y extrañas alegrías de la imaginación, los privilegios de la segunda podían seguir limitados al pan de cada día, al trabajo rutinario y a un techo sobre el que resguardarme.
(CHARLOTTE BRONTË)
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