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lunes, 8 de julio de 2019

En esa música (por Jorge Luis Borges)


Música del Japón. Avaramente
de la clepsidra se desprenden gotas
de lenta miel o de invisible oro
que en el tiempo repiten una trama

eterna y frágil, misteriosa y clara.
Temo que cada una sea la última.
Son un ayer que vuelve. ¿De qué templo,
de qué leve jardín en la montaña,

de qué vigilias ante un mar que ignoro,
de qué pudor de la melancolía,
de qué perdida y rescatada tarde,

llegan a mí, su porvenir remoto?
No lo sabré. No importa. En esa música
yo soy. Yo quiero ser. Yo me desangro.


4 comentarios:

Agridulce dijo...

La música es m@s elocuente que el lenguaje. A una música sublime no se le debe poner letra, pues nunca estará a la altura de aquélla. Qué decepción cuando aprendí inglés y empecé a entender las letras de Beatles.

Fuego de palabras dijo...

Aprendimos todo sobre el amor

el alfabeto
las palabras
un capítulo después el poderoso libro

Entonces la revelación se cerró
y en los ojos de cada uno
se entrevió una ignorancia
más divina que la niñez

Y cada uno para el otro, un niño
tratando de explicar
lo que ninguno entendía

Ay, que la sabiduría es tan amplia
y la verdad tan diversa

(EMILY DICKINSON)

todo está en BORGES dijo...

Vamos a suponer que sólo tuviéramos un sentido, en lugar de cinco. Que ese sentido fuera el oído. Entonces, desaparece el mundo visual, es decir, desaparecen el firmamento, los astros… Que carecemos de nuestro tacto: desaparece lo áspero, lo liso, lo rugoso, etcétera. Si nos faltan también el olfato y el gusto perderemos también esas sensaciones localizadas en el paladar y en la nariz. Quedaría solamente el oído. Allí tendríamos un mundo posible que podría prescindir del espacio. Un mundo de individuos. De individuos que pueden comunicarse entre ellos, pueden ser millares, pueden ser millones, y se comunican por medio de palabras. Nada nos impide imaginar un lenguaje tan complejo o más complejo que el nuestro —y por medio de la música—. Es decir, podríamos tener un mundo en el que no hubiera otra cosa sino conciencias y música.

(BORGES)

Lloviendo amares dijo...

La música andariega,
con sus alas plegadas en la espalda,
descalza junto a ti la vida toda,
harapienta, coronada de rosas, compañera.

(AURORA LUQUE)