se han quedado debajo de tu rostro
y a veces te sobresalen
como si tu piel no alcanzara para todos.
Las manos que has ido abandonando
te abultan a veces en la mano
y te absorben las cosas o las sueltan
como esponjas crecientes.
Las vidas que has ido abandonando
te sobreviven en tu propia sombra
y algún día te asaltarán como una vida,
tal vez para morir una vez sola.
3 comentarios:
Siempre nos sentimos más jóvenes de lo que somos. Llevo dentro de mí mis rostros anteriores, como un árbol contiene sus anillos. La suma de ellos soy yo. El espejo no ve más que mi último rostro, mientras yo conozco todos los anteriores.
(Tomas Tranströmer)
Me gustaría ser un hombre
de fino bigote que toma el autobús,
no tiene heladas las manos.
Un hombre de estatura media
al que no le espera el bar,
un hombre que charla
con un conductor de autobús
y le dice: ya he terminado,
por hoy se acabó. Alguien
que sienta que por hoy se acabó
no tener manos heladas.
He acabado, le dice al conductor.
Tiene en los labios un deje de ilusión,
es como si le esperase en alguna parte
otra cosa, no sé definir qué
clase de cosa puede ser
la que haga que alguien
de estatura media y con bigote
diga: he acabado. Me pregunto
qué clase de sensación
debe ser ésa. Que haya acabado
y que probablemente haya acabado.
No sé qué puede haber acabado,
se le nota en el habla.
(CONCHA GARCÍA)
Quien de verdad quiera conservar en la memoria lo sucedido, no debe entregarse a los recuerdos. El recuerdo humano es un proceso demasiado agradable como para retener el pasado; es lo contrario de lo que pretende ser. Porque el recuerdo puede más, mucho más: realiza con tenacidad el milagro de concertar la paz con el tiempo ido, en la que se volatiliza cualquier asomo de rencor y el blando velo de la nostalgia se deposita sobre todo lo que se percibió como duro acerado. Las personas felices tienen mala memoria y hermosos recuerdos.
(THOMAS BRUSSIG)
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