el pincel del disturbio ya inicia
su desprolija tarea
¿cuánto podría tardar
en ahogarse del todo
la isla de su infancia?
trazos que escapan de las palabras escritas
a veces por desesperación
a veces por arrebatadas
otras veces como efecto de un drenaje masivo
aplicado a una manada grande de palabras
yo pierde con facilidad su soberanía
los obstáculos lo atraviesan como piedras
al papel
y yo ahora tiene que luchar
para salir de su charco
(era de agua
y no muy limpia)
¿emergerá?
apaciguarse
las tareas se colocan en fila
¡pasmoso!
sus dificultades han decidido cooperar
sería importante para yo
encontrar su ser
desflecado, hecho serpentinas
como fuere
y a partir de ahí
entrelazar
¿ah, homeostasia
que se ha rehusado siempre,
podría ahora, convocada
desde lo más hondo de un vacío
de la existencia, aparecer?
por el borde de un instante
sacudidas inercias
cables enroscados en norayes
de muelles abandonados
aprender cómo se encapillan las gazas en la bita
invisibles pero interminables
actividades interiores
mudanzas, pequeñas
descarrilamientos, también pequeños
algo inmutable
lo observa todo desde muy temprano
entre sentimientos de presencias
y sentimientos de ausencias
de los variados brazos de la mente
que bobinan, alzan barreras,
golpean el portón de hierro
el agua hasta los tobillos
¡si se pudiera abrir esa ventana!
pero el hacha resbala nuevamente
hay que volver a encontrarla
se disloca, se divide, se subleva
insiste hasta el delirio
en la realidad de su existencia
hay palabras que exhaustan el sentido
ocurrentes recurrentes
recurren a ocurrir
mientras les dura la cuerda
la curda la curva
la gula la biela
tiene que decirlo
con palabras que no han sido horneadas todavía
con palabras selladas:
que nunca sabremos qué quieren decir
¡así que las palabras quieren decir!
3 comentarios:
Siempre está lo inexpresable
en su pugna con la palabra
ofrecida inútilmente,
rumor de ola insistiendo
en la orilla como quiera
que lo es, es, lo dejamos
por si acaso quedara
en la mano alguna vez
ese grano de sal
que lleva oculto.
(MUÑOZ ROJAS)
¡Qué antiguas eran ya las armas, qué viejos eran ya los hombres, qué decrépito el mundo, qué anciana la palabra, ya en tu guerra, oh rey Agamenón!
(FERLOSIO)
Ya las lustrales aguas de la noche me absuelven
de los muchos colores y de las muchas formas.
Ya en el jardín las aves y los astros exaltan
el regreso anhelado de las antiguas normas
del sueño y de la sombra.
Ya la sombra ha sellado los espejos que copian
la ficción de las cosas.
Mejor lo dijo Goethe: Lo cercano se aleja.
Esas cuatro palabras cifran todo el crepúsculo.
En el jardín las rosas dejan de ser las rosas
y quieren ser la Rosa.
(BORGES)
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