Mujer mía, mi altar pagano,
a la que taño y acaricio con dedos de luz,
mi joven bosque en que paso el invierno
mi neurótico, impuro y tierno emblema,
escribo tu aliento y anoto tu cuerpo
sobre papel pautado para música
y junto a tu oído prometo horóscopos recién creados
y te preparo una vez más para viajes por el mundo
y para una estancia en una Austria u otra
pero por dioses y constelaciones
la felicidad eterna se vuelve también mortalmente agotadora,
y yo no tengo casa, ni tengo cama,
ni siquiera flores de cumpleaños para ti
te anoto en un papel
mientras creces y floreces como orquídea de julio
1 comentario:
De alguien eres, tal vez, el amor imposible.
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