Si todo fue cuestión de hechicería,
si nunca fue verdad aquella historia,
si el jardín era polvo y sombra y nada,
aire en el aire, música y danzantes,
¿de dónde viene este dolor de ahora,
este hoyo que no se llena nunca,
esta falta de suelo en la mañana,
este dar tumbos a ninguna parte?
Qué poderosa se elevó tu mano
inmensa sobre el mundo y yo con ella,
súbito rey del universo todo.
Abrí los ojos. Vi que era mi vida
trampantojo y cartón y poco más.
Tan solo esa mentira fue verdad.
3 comentarios:
Para ser trampa
y para ser cartón,
ya podría molar más
esta función.
Creo que sólo debemos leer libros de los que muerden y pinchan. Si el libro que estamos leyendo no nos obliga a despertarnos como un puñetazo en la cara, ¿para qué molestarnos en leerlo? ¿Para que nos haga felices, como dice tu carta? Cielo santo, ¡seríamos igualmente felices si no tuviéramos ningún libro! Los libros que nos hagan felices podríamos escribirlos nosotros mismos, si no nos quedara otro remedio. Lo que necesitamos son libros que nos golpeen como una desgracia dolorosa, como la muerte de alguien a quien queríamos más que a nosotros mismos, libros que nos hagan sentirnos desterrados a los bosques más remotos, lejos de toda presencia humana, algo semejante al suicidio. Un libro debe ser el hacha que rompa el mar helado dentro de nosotros.
(KAFKA)
si el vecino que ronca en el tabique
habita al otro lado del planeta
(JOSÉ LUIS SAMPEDRO)
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